El color germinal del carbón
El Instituto Leonés de Cultura abre en la Sala Provincia la exposición ‘Mineros: Imágenes, gestos, voces’, con instantáneas de la vida en las cuencas en los años setenta.
La sala Provincia inauguró ayer la muestra: Mineros: Imágenes, gestos, voces , que estará abierta hasta el 17 de febrero.
Esta exposición es una producción de 1997 realizada por la Filmoteca de Castilla y León, en colaboración con los fotógrafos Carlos Portillo, Javier Hernández ‘Gatxu’ y Juan Fernández Castaño. Para llevar la recopilación de las imágenes se seleccionó un amplio conjunto de localidades correspondientes a las cuencas mineras de Palencia y León: Guardo, Velilla, Tarilonte, Barruelo de Santuyán, Valderrueda, Tremor de Abajo, Matarrosa del Sil, Toreno, Fabero, Caminayo, Caboalles, Torre del Bierzo, Bembibre, Paramo del Sil, Besande, Matallana de Torio. La producción y formalización de la propuesta se prolongó desde 1973 hasta 1977, dato que nos aproxima a la complejidad y dificultad para poder llevarlo a cabo. Fueron necesarios múltiples viajes por los lugares más recónditos, bellos, insólitos e incluso inaccesibles de la montaña para acceder a los pozos o chamizos.
El proyecto finalizó con la presentación de una exposición y la edición de un catálogo que recoge todo el trabajo y que ahora se muestra en el ILC en una exposición de sesenta fotografías formalizadas en blanco y negro, de pequeño formato, que proponen una mirada sugerente, rica en matices y enfoques, de la realidad minera.
El director del CLA, Luis García, destaca que el proyecto permite, en cierto modo, una aproximación y reconstrucción de una parte muy significativa de la memoria industrial y cultural más próxima. «Muchas de estas imágenes hoy son irrepetibles, como consecuencia de la terrible crisis que viene asolando desde las últimas décadas al sector minero, hecho que ha producido la desaparición de la actividad en un gran número de minas y pozos, creando una imagen terrible de desolación y abandono», destaca.
Luis García añade que este grupo de fotografías parte de un enfoque pluridimensional. De esta manera. consigue captarse de igual manera el trabajo en algunas de las minas más importantes de la zona que en los pozos más recónditos o pequeños chamizos. «Se plasma lo mismo el ambiente laborar interno de los picadores entre una penumbra asfixiante, que el trabajo a plena luz en las instalaciones del exterior», subraya. La exposición agarra momentos del día a día de los mineros, como la hora del almuerzo o su vida en familia. «Se trata de una visión muy completa del mundo del minero, que nos intenta plantear, desde una mirada que parte de la máxima sinceridad, una aproximación vivencial y sentida a este trabajo tan duro», explica el comisario.