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Un estudio revela que el faraón Ramsés III murió degollado

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colpisa | el cairo

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Al faraón Ramsés III lo degollaron: se ha necesitado una buena dosis de rayos X y análisis de ADN para resolver un crimen cometido hace 3.000 años y para levantar un tanto el velo sobre la ‘conspiración del harén’, uno de los episodios más oscuros del antiguo Egipto. De esta conspiración, tramada por miembros del harén del faraón, hablan documentos de la época, en particular el ‘papiro judicial’, que se conserva en Turín (Italia), y que da cuenta de un intento de golpe de Estado de la reina Tiyi, una de las varias esposas que tenía Ramsés III.

El deseo de Tiyi era sentar en el trono a su hijo Pentaur, pero había un obstáculo: el heredero legítimo de Ramsés III era el hijo de Isis, su primera esposa. Tiyi esperaba en particular aprovecharse de la creciente hostilidad del pueblo hacia el faraón, que vivía lujosamente mientras los trabajadores no recibían paga y el hambre amenazaba. Este descontento desató la primera huelga de la que se tiene noticias en la historia de la humanidad.

Un complot frustrado

Aunque encerrada en el harén, Tiyi logró establecer contactos con el exterior para montar su complot, en el que estuvieron implicados militares e incluso un sacerdote. No se conocen detalles del mismo, pero el objetivo al parecer era simple: eliminar a Ramsés III, probablemente en medio de una noche de placer, en el harén. Según los documentos oficiales del antiguo Egipto que han perdurado, el intento de golpe fue frustrado en 1156 aC, y unos 30 culpables fueron condenados. Los textos, sin embargo, son vagos en cuanto al destino de Ramsés III, que por entonces tenía unos 65 años. Inhallable por mucho tiempo, su momia fue finalmente descubierta en el siglo XIX, en un escondite, pero el misterio continuó. En los años sesenta fue sometida a una radiografía que no reveló ningún traumatismo.

Pero ayer se publicó un nuevo estudio que revela que al faraón le cortaron la tráquea con un cuchillo, y que poseía un amuleto, el Ojo de Horus, incrustado en la herida. Ante esto, el profesor Albert Zink mantiene que el faraón «fue asesinado».

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