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Promonumenta envía un S.O.S. a la Junta: el castillo de Sarracín se cae

Las torres de esta fortificación están a punto de desplomarse, pero pueden salvarse con sólo 30.000 euros.

Las dos torres del castillo de Sarracín que amenazan con desplomarse. Derecha, voluntarios de Promonumenta limpiando esta fortificación.

León

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No sobrevivirán al invierno. Promonumenta ha lanzado una llamada de socorro para evitar el desplome de varios castillos en la provincia. El de Sarracín, en el berciano valle de Valcarce, está a punto de hundirse. «Con sólo 30.000 euros se pueden consolidar las torres para que no se caigan», afirma Marcelino Fernández, presidente de Promonumenta. De momento, su S.O.S. ha llegado a la Junta. El martes el presidente de Promonumenta y la alcaldesa de Vega de Valcarce, María Luisa González Santín, serán recibidos por el director general de Patrimonio, Enrique Sáiz, al que expondrán la cruda situación en la que se halla este castillo, así como otras fortificaciones leonesas.

La situación es acuciante para los castillos de Cea, junto al río y villa de su mismo nombre; Alba, en Llanos de Alba, cerca de La Robla; Benar, residencia de los condes de Luna en Omaña; y Valderas, en el extremo sur leonés.

La mayoría de estas construcciones llevan décadas a la espera de ser rehabilitadas. El paso del tiempo y los saqueadores han hecho el resto. En estos años han ido ‘menguando’ hasta convertirse en ruinas, en el último vestigio de un pasado glorioso, como el caso de Sarracín, que históricamente jugó un papel decisivo en el control de Galicia. Casi todos están incluidos en la ‘vergonzante’ Lista Roja de Hispania Nostra, que incluye los monumentos que se encuentran en situación catastrófica. Durante años el castillo de Sarracín sólo ha contado con los voluntarios de Promonumenta, que han limpiado la fortificación de maleza. Pero no ha sido suficiente. Ahora exige una intervención preventiva que impida el inevitable hundimiento de una construcción erigida a mediados del siglo IX y que hoy se sustenta sobre sus propios derrumbes. La fortaleza de Sarracín toma su nombre del conde Sarracino, hijo del conde Gatón. El marqués de Villafranca lo reforma a finales del siglo XV, antes de la revuelta irmandiña para añadirle cañones. En el siglo XVIII es convertido en un pabellón de caza con dos torres añadidas. El castillo de Sarracín, de reciente titularidad municipal, recibía luz verde el pasado mes de abril de la Comisión Territorial de Patrimonio para una campaña de excavaciones y de desescombro, a pesar de que el informe de los arqueólogos de la Junta aconsejaba previamente apuntalar los muros y prohibir el acceso de forma temporal ante el riesgo de desplome. En ocho meses la situación se ha agravado hasta el punto de que el presidente de Promonumenta cree que la fortaleza se desmoronará si nieva o hay fuertes lluvias.

El ejemplo del castillo de Cornatel ha cundido y hace unos meses se creaba la Asociación de Amigos de Peregrinos del Valle Valcarce, cuyo propósito es recaudar fondos para restaurar el castillo de Sarracín. Pese a que la fortificación medieval exigirá unos trabajos de rehabilitación importantes, Promonumenta insiste en que lo más apremiante es evitar que se caiga. Puede desplomarse en cuestión de días. Así que esta asociación en defensa del Patrimonio demanda una actuación de urgencia.

El 60% de los castillos leoneses no se pueden visitar. Algunos, de propiedad privada, están cerrados al público; otros, sencillamente no abren para no enseñar sus ‘vergüenzas’ o, sencillamente, porque son un auténtico peligro para los potenciales turistas. La crisis y la ausencia de subvenciones irá ‘fulminando’ el ya diezmado patrimonio leonés.