La tarde de Ana

Opinión | yolanda veiga

AAna no le ha ido mejor que a Anne. Menudo lío, ¿no? Como el que tiene TVE a media tarde. La cadena pública no levanta cabeza y tiene condenada la sobremesa con una audiencia residual por debajo del 5%. Primero pusieron a Anne Igartiburu con una versión extendida de ‘Gente’ pero su magacín, que tiene un poco de todo y mucho de nada, no pudo hacer sombra siquiera al gigante de ‘Sálvame’ ni al concurso de Arturo Valls en Antena 3. Acudió entonces en su rescate Ana García Lozano, que el lunes estrenó Tenemos que hablar, una ‘talk show’ ordenado y sin vocerío que tampoco ha cuajado. Habrá que darle tiempo, pero no pinta bien la cosa porque en la primera semana no ha llegado al 5% de audiencia. Y merece más. Salvados los nervios del estreno, Ana García Lozano es una apuesta segura en el género. Tiene mano para tratar con la juventud y, especialmente, con la gente mayor. Y esa soltura que dan muchos años de tele y radio.

Así que por ahí no hay fallo. Tampoco hay que ponerle muchos peros el planteamiento del programa, que cada día se centra en un tema muy concreto: mayores que han cumplido el sueño de su vida cumplidos los 50 años y más, personas a las que les cambió la vida una cirugía (para bien o para mal), errores judiciales que mandaron a la cárcel a gente inocente.. Cinco testimonios en primera persona y dos expertos opinando de esto y de aquello para que la cosa sea más dinámica. La hora, las seis y media de la tarde, invita también a una charla reposada de este tipo. Pero los espectadores parece que buscan otra cosa. Y esta vez no hay que buscar culpables dentro, porque ‘Tenemos que hablar’ es un programa más que digno para esta tele pública en horas bajas. La culpa es toda de la competencia, que se ha hecho demasiado fuerte. Y de la propia TVE, que ha dejado pasar la barca y ahora chapotea intentando aferrarse sin éxito a la estela que van dejando los demás.