Diario de León

Stéphane Hessel ‘resucita’ y teoriza sobre España

Destino presenta ‘No os rindáis’, sobre la movilización de los indignados del 11-M.

El pensador francés Stephane Hessel.

El pensador francés Stephane Hessel.

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carmen sigüenza | madrid
León

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Stéphane Hessel, el gran referente moral y la voz que dio nombre al movimiento que representa el descontento social de los ciudadanos, los «indignados», dejó escrito meses antes de morir su testamento político: No os rindáis , un libro en el que urge a «remoralizar» la vida pública española.

Este testamento político, del que Efe anticipa en exclusiva algunos fragmentos, lleva el subtítulo Con España en las trincheras por la libertad y el progreso , y fue escrito y pensado por Hessel para los lectores españoles, desde España para el mundo.

Así, en sus 60 páginas, el libro, que saldrá en estos días publicado por Destino, resume el pensamiento joven y lúcido de este sabio humanista, que fue diplomático y miembro de la Resistencia contra los nazis, torturado por la Gestapo y superviviente de los campos de concentración, y que falleció a los 95 años el pasado 27 de febrero en París. Hessel, que con su emocionante manifiesto Indignaos llegó a todos los rincones del mundo con millones de ejemplares vendidos y traducidos a 10 idiomas, e inspiró la movilización en la calle de jóvenes en España, Grecia o en la llamada primavera árabe, insta a levantarse y combatir por todo aquello que «hoy está amenazado por el poder insolente del dinero y las dictaduras de los mercados». Y con la mirada puesta en nuestro país escribe: «Los casos de corrupción que han salido a la luz en los últimos meses en España muestran con crudeza las connivencias existentes entre el poder político y el poder económico, exponente de una cultura de la irresponsabilidad que ha sido favorecida por el funcionamiento oligárquico de la sociedad».

Remoralizar

«Ello —continúa— convierte en más urgente que nunca la necesidad de emprender una auténtica remoralización de la vida pública. Ha llegado el momento de decir basta al dominio de la oligarquía y reconquistar una verdadera democracia. Los ciudadanos tienen una gran responsabilidad. Son los ciudadanos los que deben movilizarse para empujar a los Gobiernos a llevar a cabo las reformas fundamentales». «El cambio precisa esfuerzo —dice—. Está muy bien expresar nuestro rechazo a la oligarquía, pero a la vez hay que proponer una visión ambiciosa de la economía y de la política capaz de transformar la condición de nuestro país. No hay que quedarse en la protesta. Hay que actuar». Pero también advierte, desde su experiencia que atraviesa todo el cruento siglo XX, de que la «democracia es el objetivo, pero también ha de ser el medio».

«La crisis actual, y el sufrimiento que genera, exacerban los miedos y los odios. Los extremismos nos acechan. Pero la vía de la revolución, de las ideologías totalitarias, no conduce a ninguna parte. Revolución y totalitarismo son palabras que conducen la una a la otra», subraya. Y reivindica por encima de todo la política. «Hay que recobrar el apetito de la política, porque sin política no puede haber progreso». En este mismo sentido y ante la crisis de credibilidad que sufren los partidos y los políticos, Hessel añade que «los partidos políticos tradicionales se han encerrado demasiado en sí mismos».

«Anquilosados, necesitan una sacudida —advierte—. Pero, pese a todo, siguen siendo un instrumento esencial de la participación política. El objetivo debe ser infiltrarse en las instancias políticas, gubernamentales y sociales en nombre de nuestros valores y ambiciones.

Admirador de Europa, afirma que es «nuestro único futuro». «Nuestra única esperanza de salir de la crisis mundial es una construcción europea fuerte. Cualquier otra salida es inimaginable», observa el escritor, que habla también del euroescepticismo y del resurgimiento de los nacionalismos regionales. Y de Cataluña escribe: «La crisis económica, el descontento con el funcionamiento del sistema democrático, el sentimiento de no ser tratados con justicia, parecen haber llevado ahora a muchos catalanes a pensar que con un Estado independiente las cosas irán mejor. Es algo comprensible. Pero peligroso, y no me parece el camino a seguir...»

En este libro, Hessel estuvo acompañado por Lluís Uría.

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