La Ciudad de la Cultura, otro ‘cadáver exquisito’

Debía ser el icono del la Galicia del siglo XXI, pero la ‘Cidade da Cultura’ de Santiago de Compostela será otro símbolo del fracaso de la concepción faraónica de la cultura y la arquitectura que alentó la burbuja económica. El presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, ha dicho basta, confirmado que cierra el grifo de los fondos públicos al macro complejo diseñado por Peter Eisenman y que él mismo comparó con la ópera de Sídney o el Moma de Nueva York. El amputado proyecto pasa a engrosar la nómina de ‘cadáveres exquisitos’ que salpican una España que gastó más de lo que podía. Como el centro Niemeyer de Avilés vaciado de contenido, el aeropuerto peatonal de Castellón, o el palacio de Congresos de Mallorca, el ampuloso continente del Monte Gaiás se queda a medias después de un inversión de casi 300 millones.

Sus promotores y ahora impotentes gestores soñaron con que el complejo ejerciera en la comunidad gallega el mismo efecto que el Guggenheim en Bilbao o que el Pompidou en París. Pero las ahítas arcas públicas no dan más de sí de modo que Núñez Feijóo anunció el Miércoles Santo la paralización definitiva de las obras. Queda en el aire la construcción de dos de los seis edificios del proyecto de Peter Eisenman, arquitecto estelar de nuestra era, los que debían albergar el Teatro de la Ópera y el Centro de Arte Internacional. El santuario cultural de Eisenman para monte Gaiás constaba de seis edificaciones, de los que sólo se han construido cuatro, con una inversión que la Xunta ha cifrado en 287 millones de euros pero que otros cálculos elevan a 400. El presupuso para la construcción de los dos restantes rondaba los 170 millones, cifra a la que habría que sumar los costes en equipamiento y mantenimiento.