Activismo
Opinión | José María cillero
La 2 estrenó el domingo el documental Dadnos el dinero , que repasa 30 años de activismo de Bono, de U2, y Bob Geldof, de Boomtown Rats, contra el hambre y el subdesarrollo en África, una coproducción sueco-danesa llena de rigor y equidistancia entre quienes consideran a ambos músicos iconos de la ayuda humanitaria y los que les tachan de arrogantes e injerentes, impelidos a hacer el bien por pura vanidad, acusación de la que los aludidos son conscientes. «Espero que pronto le digan a este rockero cincuentón ¡Lárgate! », confiesa Bono en el programa.
El reportaje arranca en 1984 con el Live Aid, durante una terrible hambruna en Etiopía y narra cómo la iniciativa, cuyo primer objetivo era recaudatorio, se transforma en movimiento para reivindicar la condonación de la deuda de los países subdesarrollados. Geldof —músico de un solo tema, I don’t like mondays , que en 2014 cumple 35 años— no duda en explotar la baza de lo que él define como culto a la celebridad, útil para captar la atención de líderes mundiales
Desde la cumbre del G-8 en Colonia de 1985 no hay reunión de poderosos en los que Geldof y Bono no tengan protagonismo, para delirio de fans y hartazgo de detractores, —tal y como describe el documental, que evita la demagogia y no se permite tomar partido. ¿Lo vería alguien de Informe semanal ?— y que reproduce sus dificultades en los alambicados vericuetos de la política en EE.UU., donde sin el respaldo del legislativo las decisiones del inquilino de la Casa Blanca pueden naufragar.
«Es extraño, descubrí que el presidente (Bill Clinton) no está al mando», narra Bono, obligado a crear su propio lobby y a subir al escenario en un concierto al líder de la mayoría ultraconservadora, opuesto hasta entonces a invertir recursos en la lucha contra el sida en África. Lección que el casi mesiánico frontman de U2 habría aprendido hoy en un par de episodios de House of cards , que en España emite Canal +.