«Las redes sociales sirven para hacer greguerías»

—¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

— La Crónica de los Whatshop, de John Cheever; y los relatos de Flannery O’Connor.

—Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

—Don Quijote y Sancho Panza, no creo que nadie haya reflejado mejor el ser español. Los Buendía de Cien años de Soledad y Jane Eyre, una poderosa heroína romántica.

—Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

—Hemingway. Su pose de aventurero intrépido y «übermasculino» tiene más fuerza que sus creaciones literarias, o al menos así me lo parece. Me resulta tan irritante...

—Un rasgo que defina tu personalidad.

—Perseverancia.

—¿Qué cualidad prefieres en una persona?

—La sinceridad, la lealtad y el sentido del humor.

—¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

—La política y los políticos: un lodazal. La sociedad española: sobreviviendo contra todo pronóstico y a pesar de los políticos.

—¿Qué es lo que más te divierte en esta vida?

—Una excursión por el campo con amigos un día de verano. O leer un buen libro mecida por las olas. 

—¿Por qué escribes?

—Para contar lo que no está escrito (y para ahorrarme el psicólogo).

—¿Crees que las redes sociales, facebook o twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

—Me divierten, sirven para hacer greguerías. De la Serna sería un tuitero frenético.

—¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

—Siempre he leído mucha poesía, desde Antonio Colinas, que me regaló el verso que da título a mi novela, a Alfonsina Storni, Leopoldo María Panero, Tranströmer, Pessoa; los escritores leoneses, Luis Mateo, Llamazares; mucha y brillante literatura anglosajona, Alice Munro, Joyce Carol Oates, Richard Ford; la delicadeza de japoneses como Kawabata; y autoras a la vez frías y atormentadas centroeuropeas como Unica Zürn.

—¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

—No.

—Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

—Un verso de la gran poeta polaca Wislawa Szymborska: No existe vida/ que, aun por un instante,/ no sea inmortal.