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Publicado por
RAFAEL SARAVIA
León

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Cuando la voz se levanta para imponer voluntades, el mensaje que transporta esa voz se deslegitima. El descrédito que ha supuesto la monotonía de una voz gobernante, ajena a la demanda de su ciudadanía, y amparada en una mayoría absoluta, ha generado que tal día como hoy, hace ya dos años, la democracia diese el aviso de que su voz, la voz de todos, no necesitaba de un grito vandálico ni de unas siglas políticas... pero sí se haría presente y abandonaría el silencio del acomodado y resignado. Hoy, quince de mayo —así, escrito con letra, pues al igual que Erri de Luca, opino que si se refieren a personas, los números han de escribirse en letra, y esta cifra habla exclusivamente de vidas humanas. Vidas comprometidas con la sociedad— es el día en el que la voz indignada del pueblo asumió que el silencio no podía ser el vehículo de la protesta, un gran número de ciudadanos asumió que de manera contundente, pero sin imponer ni el mensaje ni el volumen a nadie, la voz de una comunidad empezaría a oírse.

Hace unos días nos dejó una de las grandes voces de nuestro país. Constantino Romero se fue sin su sayonara baby y la orfandad quedó patente en un inmenso número de personajes míticos que este hombre de voz había construido.

Esto, que aparentemente no tiene mucho que ver con la voz del pueblo, se cambia completamente de registro cuando escuchamos, en boca de este magnífico hombre de la cultura, una singular declaración de intenciones, una traducción de un poema de otra de las grandes voces del mundo. Más de una vez, hablando con compañeros y amigos de Leteo, he dicho que si tuviera que ponerle voz al diablo... elegiría la voz de Tom Waits... Y si hubiese de elegir la voz de dios... elegiría la de Leonard Cohen.

He aquí una parte de ese poema de Cohen que Constantino Romero inmortalizó en castellano con la única voz que podría estar a la altura de tan alto poeta y cantautor: «Cualquier sistema que montéis sin nosotros/ será derribado/ Tenéis vuestras drogas/ Tenéis vuestras Pirámides, vuestros Pentágonos/ Con toda vuestra hierba y vuestras balas/ ya no podéis cazarnos/ Lo único que revelaremos de nosotros/ es este aviso/ Nada de lo que construisteis ha perdurado/ Cualquier sistema que montéis sin nosotros/ será derribado». Así es, las grandes voces se unen hoy para homenajear a quienes dijeron, que cualquier sistema que se monte sin la voz del pueblo, será derribado.

La voz, el pensamiento hecho palabra, ha de regresar a su forma verbal; es decir, ha de volver a ser acción. Por ello, brindo mi voz y pongo la esperanza en que la justicia cívica volverá si todos aportamos nuestra voz, nuestro empeño en felicitar los aciertos y denostar los errores de quienes nos guían. Por ello, celebro hoy, así, con letra, este quince eme.

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