Diario de León

la fragua literaria leonesa. por manuel cuenya | BEATRIZ BERROCAL

«La prensa actual tiene más intrigas que muchas novelas»

La narradora Beatriz Berrocal está a punto de publicar ‘Tengo un dragón en la tripa’, y tiene tres proyectos empezados, uno de ellos para público adolescente

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León

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Nacida en Benavente, si bien no vivió nunca allí, la narradora Beatriz Berrocal reside desde hace años en León, donde trabaja como enfermera, una profesión que le ha influido de un modo decisivo en su escritura creativa, porque una faceta importante de la enfermería es saber escuchar, «lo cual no cura enfermedades pero ayuda a sobrellevarlas», matiza la autora de Cosa mía. Gracias a su trabajo, Beatriz ha escuchado historias reales que dejan en mantilla a muchas otras imaginarias, «he aprendido a escuchar incluso lo que no se cuenta, lo que se deduce, lo que se adivina en una mirada, en un brillo de ojos y hasta en un silencio». De este modo, tan poético, se expresa esta creadora, que se siente de cada uno de los sitios en los que está, porque si Benavente tiene para ella el sabor del recuerdo, de momentos irrepetibles en casa de sus abuelos, de veranos de lectura, de olores y sonidos que fueron la base de su vida, León representa la formación de su familia y de su vida laboral.

En su obra reconocemos el entorno leonés, tanto en sus paisajes físicos como humanos, aunque con frecuencia las historias que escribe no lleven el nombre del lugar en el que se desarrollan, «me gusta que sean historias que pudieran ocurrir en cualquier lugar, que sea el lector el que las ubique donde quiera».

La importancia lectora

En su caso, la escritura —camino maravilloso pero complicado, que va de la mano de la lectura— surge como una necesidad y un disfrute, que «a veces duerme esperando momentos mejores para manifestarse… Es desobediente y puede negarse a salir cuando más se espera para brotar cuando le apetece, pero siempre flota en la cabeza en forma de historias que esperan ser contadas», porque Beatriz, que escribe con sencillez y emoción, está convencida de que sólo es cuestión de ser paciente y esperar con calma el momento adecuado.

Ávida lectora —el germen de su afición a la lectura surgió con aquellos libros de Enid Blyton— sabe que la lectura es básica e imprescindible, ya se trate de una lectura literaria, que le aporta calma y es como el premio del día, ya sea de tipo informativo o bien relacionada con su trabajo. «La prensa actual tiene más intrigas que muchas novelas», añade. La lectura tiene una estrecha relación con la escritura, «yo diría que es ‘colaboradora necesaria’ (como la infanta en el caso Urdangarín)», se expresa con sentido del humor la autora de Memorias de Tristán Saldaña, porque Beatriz se siente a gusto escribiendo textos de humor, con los que se ríe mientras los escribe y disfruta tanto que le da pena terminarlos. Pero otro de sus puntos fuertes es la temática social: la inmigración, el acoso escolar, la violencia contra la mujer (ahí está Cosa mía), una novela de intriga, basada en situaciones reales, en la que su autora logra meterse en la piel y los sentimientos de sus personajes. Un ejercicio narrativo arriesgado, porque la historia está contada desde el punto de vista del maltratador para que el lector se sitúe en su mente y conozca de primera mano lo que piensa y siente ese ser deleznable (inseguro, con complejo de inferioridad, ausencia total de empatía…) en cada momento. «A pesar de ello, él, no es el protagonista, no se lo he permitido, porque desde su silencio, la auténtica protagonista es ella».

 

Escribir para niños

Otra de sus pasiones es la literatura infantil y juvenil, en la que se revela como una gran contadora de cuentos, por ejemplo La princesa que quería escribir, que ha tenido buena aceptación entre el público joven y adulto, con una excelente repercusión en colegios, talleres, cuentacuentos… «Siendo un texto muy breve ha volado muy lejos». El secreto, a la hora de escribir para esta población, tal vez resida en tener memoria y creerse la historia que se está contando. «Calzarse sus zapatos», señala Berrocal, cuya obra ha sido premiada en varios certámenes. A finales de mayo está prevista la publicación, en Everest, de Tengo un dragón en la tripa , un texto dirigido al público infantil, que su autora espera «que ayude a trabajar con los niños aspectos de los que a veces nos olvidamos como el temor, la timidez y la importancia de intentar superarnos cada día pero sin dejar por eso de aceptarnos tal como somos. Ellos tienen su propia visión de la vida, y a veces, desde nuestra altura, todo eso nos parece poco importante, pero desde la suya, cambia la perspectiva».

Y en breve la Asociación para la prevención y ayuda de los trastornos alimentarios también le publicará una novela juvenil, El otro espejo. Ahora está con tres historias empezadas, que conviven en sui cabeza y ella se limita a ser una mera intermediaria… «Cada día escribo la que tiene más fuerza en ese momento».

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