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Publicado por
RAFAEL SARAVIA
León

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Decía Confucio que donde hay educación no hay distinción de clases. No debe haberse dado cuenta nuestro ministro de esta tan imprescindible materia vital, al ejercer su poder para financiar con dinero de todos valores segregadores: calidad educativa no es premiar a los colegios que separan por sexos a sus alumnos.

No es calidad educativa degradar a segundo o tercer grado asignaturas como música, filosofía o plástica. El lenguaje que despierta el pensamiento abstracto es el vehículo con el que se desarrolla la capacidad de invención y evolución.

La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo, decía Platón. También podríamos citar a Descartes, diciendo aquella frase suya: «La filosofía es la que nos distingue de los salvajes y bárbaros; las naciones son tanto más civilizadas y cultas cuanto mejor filosofan sus hombres». Pero todo esto se perderá porque ni la música ni la filosofía son importantes para formar a los españoles del futuro.

Sí debe serlo la doctrina católica. Pues no se engañen… cuando en la ley se habla de religión… no nos plantean aprender sobre las religiones que existen en nuestro país. No nos plantean una asignatura impartida por expertos que informan de la trayectoria e importancia histórica de las religiones que se desarrollan en España. No. Tan sólo nos dicen que aquel creyente que quiera formarse en la doctrina católica, lo puede hacer gratuitamente a costa del Estado español. Pero aquel español que tenga otra confesión (protestante, evangelista, judía, musulmana, etc.) no tendrá derecho alguno a saber de estas religiones que sin duda están instauradas en nuestro país y en nuestros ciudadanos. Además, esta enseñanza espiritual, contará como cualquier otra materia del conocimiento (igual que las matemáticas o la lengua o las ciencias) y será impartida por profesores que no han pasado una oposición pública y sin embargo cobran como funcionarios.

Nadie debería estar en contra de cualquier empresa que difunda valores morales. Pero la iglesia católica es una más. Y la pluralidad de nuestra nación prevalece sobre la religión única. Por tanto, la confesionalidad de cualquier ser humano ha de respetarse y prodigarse en el campo de lo personal. La constitución lo deja claro: Ninguna confesión tendrá carácter estatal.

Una educación encaminada a producir y servir al sistema financiero es una educación capada y represiva. Donde el interés de los programas educativos se basará en las expectativas de producción en pro del sistema. La educación no es eso, sin duda. La cultura no tiene ese herraje tan constreñido.

Immanuel Kant dijo en su día que «El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca». Uno tiene la esperanza de que sus gobernantes gocen de sabiduría para llevarnos por el mejor de los caminos. Sin duda, con este, los alumnos de bachillerato dejarán de saber quién es Kant; los alumnos dejarán de acercarse un poco más a la sabiduría. Señores que mandan… ustedes que sí pudieron estudiar a Kant… no sean necios. Sean sabios.

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