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la fragua literaria leonesa. por manuel cuenya | FRANCISCO ÁLVAREZ VELASCO

«He ayudado a unir voces de las dos orillas del Atlántico»

El profesor, poeta y columnista Francisco Álvarez Velasco, autor de ‘La hiedra del silencio’, está a la espera de la publicación de un texto de literatura infantil, ‘El libro de las vocales’, mientras sigue escribiendo con el ritmo que marcan las urgencias a que obliga la musa.

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León

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Profesor, poeta y columnista, Francisco Álvarez Velasco, autor de Las aguas silenciosas, reside desde hace un cuarto de siglo en Gijón, donde imparte clases de Lengua y Literatura en el Real Instituto de Jovellanos, aunque él es originario de Cimanes del Tejar (León), pueblo al que se siente muy religado de un modo afectivo, y en el que siempre encuentra inspiración vital en esos paisajes poblados por figuras intrahistóricas, cuyos recuerdos resultan verdaderamente poéticos: «Mi padre cruzando con zancos el Órbigo, o en su taller de carpintero manejando la garlopa o segando los panes de centeno; mi madre amasando el pan y ‘arrojando’ el horno familiar con un feje de urces, la abuela llamando a las gallinas al atardecer…; el maestro combatiendo los fríos invernales con un brasero a sus pies; las largas y entrañables veladas o filandones donde me llegó por vez primera la poesía a través de los romances que allí se recitaban; junto a otros niños, la espera del rebaño comunal; compartir el calor de la hoguera en la ‘cocina vieja’, donde se curaba la matanza…».

Evocaciones conmovedoras, las suyas, propias de un poeta empeñado en encontrar las pocas (o muchas) palabras verdaderas de que hablaba Antonio Machado (uno de sus maestros), y a quien le gusta poetizar sobre los eternos temas universales como el amor, la muerte, la conciencia del devenir temporal, la memoria de lo que hemos perdido….

«También, la fraternidad para el que sufre…». Y en cuya obra siempre está presente su pueblo natal, Cimanes, con el río Órbigo de su infancia, «con sus impresionantes rubianas, con el olor del tomillo y el espliego en el monte... ». Curiosamente, con piedras del Órbigo se hizo –según el autor de La hiedra del silencio- el suelo de la plaza del Ayuntamiento de Gijón, tal como queda constancia en su poema: Traídas en camiones,/ ahora están en la Plaza,/ presas ya para siempre/ en tristes geometrías/ de muerte y de cemento,/ bajo esta luz del Norte,/ muy cerca de otra mar.

Como profesor de Lengua y Literatura, Francisco (Paco) Álvarez está convencido de que hay necesariamente una conexión muy estrecha entre la materia que imparte y su labor como poeta.

Aquellos manuales

«Pero tal vez la relación fue mayor cuando fui estudiante en un bachillerato donde ocupaban lugar privilegiado la Humanidades, con unos manuales de Literatura que se acompañaban con antologías o colecciones de poesía como La lira, Las mil mejores poesías, Flor nueva de romances viejos.

Como poeta, devoto de autores como César Vallejo, San Juan de la Cruz, Baudelaire o Rimbaud…, ha recibido, entre otros, el Premio Internacional Antonio Machado en Baeza (precisamente, Machado es otro de sus maestros). Sin embargo, Paco Álvarez cree que los premios de poesía no suelen proporcionar más que una fama tan efímera que se reduce a una breve noticia en algún rincón del periódico. «Lo positivo es que den lugar a una edición que realmente se distribuya –aclara- y, así, el poeta pueda ganar algunos lectores».

Una parte de su obra poética, en la que se perciben los aromas y sabores de los paisajes humanos leoneses, ha sido traducida a idiomas como el italiano, francés, portugués, incluso al holandés, lo que a su autor le emociona, sobre todo porque se les abren puertas a otros lectores. No en vano, resulta de gran interés su Portal de Poesía (www.portaldepoesia.com), a través del cual ha impulsado a algunos poetas a seguir escribiendo. «Creo que he ayudado un poco a unir voces de las dos orillas del Atlántico y de otra tierras».

Paco Álvarez, consciente del tiempo apresurado en que vivimos, donde todo es efímero, apuesta por los haikus como un modo legítimo de expresión, sobre todo por aquellos «que se sostienen en una poesía del silencio, donde se calla la historia y se expresa la emoción».

Asimismo, cree que la llamada poesía visual ha producido y produce excelentes frutos: Joan Brossa, los caligramas, el letrismo, muchas creaciones publicitarias…

Columnistas

Como columnista literario, él que se confiesa lector asiduo de columnas de autores que frecuenta y admira como Millás, Manuel Vicent, Eduardo Galeano, Manuel Rivas, Andrés Trapiello…, recibió en 2007 el Premio de la Crítica de Asturias. Reconoce que a través del columnismo literario se puede ejercitar un estilo, porque «si el que escribe columnas literarias, no tiene voluntad de estilo, debiera dedicarse a otros géneros periodísticos».

En la actualidad, Paco Álvarez, que siempre tiene el afán de superarse con el libro está escribiendo o intenta escribir, espera la publicación de El libro de las vocales, que ahora está en manos de la ilustradora. Se trata de un texto de literatura infantil, «género que ya probé en La luna tiene una liebre». Y en este mismo sentido sigue escribiendo «con el ritmo que marcan las urgencias a que obliga la musa».