Ana Polo de Franco
Opinión | rosa belmonte
La miniserie de dos capítulos sobre la visita de Evita a España es «una fabulación histórica basada en hechos reales». Encargada a Agustí Villaronga, cuyo anterior trabajo fue Pa negre , el resultado es más que recomendable, y ello pese a los recortes de presupuesto. Eso sí, por encima de todo están sus protagonistas: Julieta Cardinali (Eva) y Ana Torrent (Carmen Polo), ambas magníficas. La ordinaria Eva y la estirada Carmiña dominan sobre el resto del reparto. Sobre una estupenda Pepa Charro (la Terremoto de Alcorcón) haciendo de marquesa o sobre Nora Navas (‘Pa negre’), que interpreta a Juana Doña. Condenada a muerte tras poner una bomba en la embajada argentina días antes de la visita, su familia (la madre es Carmen Maura) pide ayuda a Eva. La producción es una especie de Arriba y abajo.
En el piso de abajo, Juana Doña y la resistencia antifranquista; en el de arriba, Franco, doña Carmen o Eva. Cielos, y ese Perón al que da vida Héctor Colomé con los ojos pintados como un faraón y un acento tan parecido al argentino como el de Eva González al de Valladolid. Me pregunto cómo es posible que Carmen Polo no haya sido más explotada en la ficción. Haciendo como aquí, con una producción que muestre la intimidad de los personajes fuera de la historia oficial. Viendo Carta a Eva , donde los malos son malos, los buenos, buenos y España un solar, quizá sea por exceso de sordidez. Sin Eva Perón como animadora exterior, esa cotidianeidad ficticia de los Franco sería insoportable. También es verdad que se hincan en lo peor. Cuando un encargado pide más rancho para los trabajadores del Valle de los Caídos porque están muriendo, Franco responde: «Son rojos, no nos andemos con tantos miramientos». Y Carmen Polo se encarga de recordar a Eva que Juana Doña es comunista. Pero si alguien se anima con la mujer del dictador para otra cosa, que tire de la gran Ana Torrent. Al que hace de Franco que lo cojan para Khashoggi.