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«Esta obra ayuda a reconciliarse con lo que significa el paso del tiempo»

Ana Merino publica la obra teatral ‘Amor: Muy frágil’ bajo el sello Reino de Cordelia.

La profesora, poeta, novelista y dramaturga leonesa Ana Merino.

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e. gancedo | león
León

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Entre dos amigos arquitectos que comparten estudio se despierta una relación sentimental que les lleva a replantearse todo su mundo afectivo, toda su cotidianeidad. Amigos, nostalgias, amores y esa juventud que va quedando atrás son temas que borbotean en Amor: muy frágil , la obra teatral que Ana Merino estrenó en Suiza el pasado diciembre y que ahora ha visto publicada bajo el muy cuidadoso sello Reino de Cordelia.

Ana, hija del escritor y académico leonés José María Merino, poeta (premio Adonais, premio Fray Luis de León), profesora de español en la Universidad de Iowa y ensayista (es experta en cómic y novela gráfica) confesaba a este periódico, a raíz de la aparición de Amor: Muy frágil que cuando escribió esta historia «estaba pasando un momento difícil. A punto de cumplir los cuarenta, asumiendo que mi vida se había construido lejos de mi país, de mis orígenes, tuve un ataque de nostalgia y quise reflexionar sobre los periplos de cada persona y cómo miramos al pasado. Al principio planeaba centrarme en el personaje de Ada, pero luego la historia se fue deslizando por otras vivencias y emociones de los demás personajes. Escribir esta obra me ayudó a reconciliarme con mi intuición creativa y sobre todo con lo que significa el paso del tiempo».

Pero, ¿qué descubren estos personajes, exactamente, sobre la naturaleza del amor, si es que descubren algo? «Descubren muchas cosas sobre su forma de sentir, pero a la vez se dan cuenta de lo solos que están. Son muchas emociones porque todos experimentan el amor y tratan de definirlo a su manera. El público y el lector reflexionan con ellos. He medido cada palabra para que la experiencia de pensar en el amor implique a todos, nos solo a los actores sino también a los que participan del espectáculo teatral o la lectura de la obra. El concepto del amor es camaleónico y con el paso del tiempo se impregna de muchas miradas. No es una ciencia exacta, por eso se transforma en un tema tan universalmente teatral y le da tanto juego a la literatura», asegura.

Verso y teatro son voz

En cuanto a la pregunta de por qué transmitir esta historia mediante el género dramático, cree Merino que tanto el teatro como la poesía «se construyen a través de la voz». «Tienen una intensidad sonora que trasmite emociones en cada palabra. Cuando escribo poesía me expreso desde el plano intimista de mis propias emociones, a veces incluyo poemas con personajes, pero me suelo quedar en mi propio espacio poético personal. Con el teatro he podido indagar y desarrollar otros espacios de emociones y he disfrutado de la experiencia sonora de las palabras. La poesía y el teatro son géneros hermanados y ambos llegaron a mí con naturalidad. He escrito poesía desde niña porque los versos se deslizaban por mis dedos con una naturalidad asombrosa, lo mismo me está pasando con el teatro. Me levanté una mañana y allí estaban las voces golpeándome la cabeza, no tuve más remedio que ponerme a escribir. Y además engancha, ya estoy escribiendo la tercera obra. Parece que esa parte de mí tan teatral, que yo misma desconocía, está con ganas de hacer mucho ruido. Y la poeta, afortunadamente, tiene un temperamento apacible y la mira con sorpresa y agrado, y por otro lado sigue con sus poemas».

Sobre el proceso de creación del libro en cuanto tal, recuerda la autora de Los días gemelos que ya cuando se estrenó en Zúrich «el público me pedía leer el texto para continuar profundizando en la experiencia de la obra. Y Jesús Egido, con su Reino de Cordelia, le ha dado una oportunidad magnífica al texto. La edición es deliciosa e incluye las fotografías del estreno y textos que explican el proceso, tanto de escribirla como de producirla y montarla. El teatro es un género que se merece estar en las estanterías, que el público pueda volver a los textos. A mí siempre me ha encantado leer teatro y luego descubrir la obra en sus variantes interpretativas. Pienso que los lectores van a disfrutar con este texto y Reino de Cordelia merece un monumento por arriesgar con el teatro y tener la generosidad de publicarla».

En cuanto a la posibilidad de que su tierra de origen tenga la oportunidad de ver representada Amor: Muy frágil , expresa Ana Merino que ojalá «pudiéramos encontrar un teatro dispuesto a traerse al elenco suizo. Yo creo que lo mas difícil es producirla, y esa parte ya la hicimos. Todos los actores —son un equipo magnífico— están dispuestos, y supongo que será una cuestión de tiempo y suerte. Tenemos muchas ganas de poder viajar a España, y estoy segura de que el público leonés la disfrutaría mucho».