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Ventura se queda sin puerta grande

Fermín Bohórquez durante la lidia a su primer toro.

Fermín Bohórquez durante la lidia a su primer toro.

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León

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Toros : de María Guiomar Cortés de Moura, grandotes y con kilos pero dejándose en general. Desentonaron tercero y quinto.

Fermín Bohórquez : rejón trasero y caído (silencio tras dos avisos); pinchazo y rejón sin quebrar (silencio).

Diego Ventura: rejón en dos tiempos (oreja); tres pinchazos, rejón y descabello (vuelta al ruedo tras petición).

Joao Moura hijo: pinchazo, rejón que asoma y descabello (ovación); dos pinchazos y rejón caído (palmas).

Javier lópez | madrid

El rejoneador Diego Ventura cortó una oreja y se dejó la que hubiera sido la duodécima Puerta Grande de las Ventas en su carrera por culpa de fallar al matar a su segundo toro, hoy, en el festejo ecuestre que echó el telón a la Feria de Arte y Cultura de Las Ventas.

La tarde tenía claro protagonista desde el principio: Diego Ventura. Lo prueba la cantidad de público que acudió a Las Ventas a verle, a él, al jinete que está mandando y revolucionando el cotarro del toreo ecuestre, y que por sí solo consiguió la mejor entrada de todo el serial, sin contar la Beneficencia.

Realizó una labor espectacular que ya empezó a calentar con los galopes de costado a lomos de Nazarí , llevando cosido al animal a milímetros de la montura. Soberbios también los quiebros en corto y piruetas en la cara con Pegaso , y un emocionante final sobre Remate en un par a dos manos y una rosa «al violín». La plaza era una olla a presión, que se silenció de golpe al echar mano Ventura del rejón de muerte, que no cayó en buen lugar, y por eso cortó sólo una oreja, aunque la faena, por completa y rotunda, había sido de dos.

El quinto fue toro más mansurrón, buscando constantemente la huida y con poquito celo. El mérito de Ventura, además de vender increíblemente bien su espectáculo, fue el valor y lo mucho que arriesgó con sus equinos. Y cuando más cerca tenía la Puerta Grande se lió a pinchar Ventura, perdiendo así la salida a hombros. Una pena.

Moura, hijo, llevó a cabo dos faenas de notable nivel, gustando sobremanera en los quiebros, batidas de pitón a pitón, y cambios por los adentros con Perera en su primero, y con las «farpas» también montando a Espartaco en el que cerró plaza. Pero, emulando a su padre, el gran Joao Moura, falló al matar.

Bohórquez protagonizó sendas labores tan puras como frías. En ambas hizo alarde de un sentido y un dominio clásico de la doma, aunque sin llegar a calentar en ningún momento, con notables desigualdades como sus dos fallos, uno en cada toro, en el par a dos manos, su gran especialidad, y, sobre todo, su nulo acierto a la hora de matar.

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