Los sueños azules de Nadir

La obra de Nadir es una interminable saga de fábulas contadas primorosamente con sus pinceles. El artista refleja fielmente en el lienzo toda la potente vorágine de sus sueños, de sus pesadillas, de sus ensoñaciones, de las sensaciones que le llegan de su entorno… y lo hace con inmensa sinceridad. Por eso el título de la exposición que ya puede admirarse en la gran sala de exposiciones del Auditorio Ciudad de León, bien podría ser ese: sinceridad.

Pero el artista va más allá, y pretende hablarnos de serenidad, ha llamado a su exposición Serenity. Nosotros pensamos, y que Nadir nos persone, que si hay algo en sus lienzos desde luego no es serenidad. No la hay en la complicada perfección de sus composiciones, ni en los múltiples elementos que componen cada una de sus creaciones, ni en la amalgama de colores que ha derramado sobre la tela, ni en la concepción de esas escenas plagadas de sugerencias, de insinuaciones, de historias que se entremezclan como si de una gran novela río se tratara. ¿Y todo esto qué significa? Pues nada nuevo. Nadir sigue mostrándose en esta nueva exposición como uno de los valores importantes y contrastados de la pintura leonesa. Además, su obsesión con contar muchas cosas en cada una de sus obras, de glosar con bellas imágenes cada una de sus emociones, llega profundamente al espectador. Nadir pinta con delicada facilidad, y es capaz de impregnar sus cuadros de tanta ternura como fantasía.

En los últimos tiempos el artista está empeñado en llenar de azules sus creaciones y como disculpa para que estas tonalidades lo invadan todo, pinta playas solitarias y promontorios desde las olas se ven en la engañosa calma que otorga la lejanía. No le importa al pintor que los paisajes reales se diluyan en el sueño, los azules siguen siendo protagonistas.

Progresión artística

Ha pasado mucho tiempo desde que Nadir realizó sus primeras exposiciones. Entonces sus trazos eran más enérgicos, con el paso de los años la línea ha ido perdiendo fuerza borrada por la mancha. También su temática es menos agresiva, se ha difuminado en un dulce surrealismo. Si tuviéramos que poner música a sus creaciones pasaríamos del rock duro de sus comienzos a los suaves adagios de la música clásica de la actualidad.

Y en la exposición se apuntan nuevos caminos, quizá la obra distinta, la que de alguna mana remarque la exposición, sea un espléndido retrato que nada tiene que envidiar a los clásicos, pero que a la vez contiene todas las señas de identidad de un artista comprometido con la modernidad. Explica Nadir que en próximas etapas quizá sea la figura humana la que invada sus cuadros y es una buena noticia.

El pintor ha querido que esta exposición tenga una connotación barroca. Para ello ha atiborrado la enorme sala con cuadros y más cuadros. Pero esta abundancia no cansa, ya que el espectador lee estos lienzos como inspirados versos que le trasladas a un alucinante viaje al mundo de los sueños, sobre todo de los sueños infantiles.