Aquel botellazo en La Mandrágora

En León, además de aquel botellazo a Juanito el futbolista, ocurrido en Belgrado en un año tan punk como fue el 77, se recuerda el que se llevó Miguel Costas cuando Siniestro Total intentaba dar un concierto en la extinta La Mandrágora. Botella o cenicero, el caso es que voló hacia su cabeza, dio con sus maltrechos huesos en la también desaparecida Casa de Socorro, y seguro que con Julián Hernández, el otro mítico fundador de la banda viguesa, por alguno de los pubs del centro ya en la memoria.

No hubo en este caso ni luces ni taquígrafos, y la cosa quedó en el recuerdo de algunos de los presentes y en la biografía de Siniestro Total como el comienzo del desmarque de llevar lo punk en directo hasta las últimas consecuencias.

Felipe Zapico, líder de Deicidas junto a José Luis Pajares, lo recuerda porque en parte fue protagonista de un segundo capítulo: «De La Mandrágora recuerdo el bajón total de la suspensión después de preparar… toda la tarde el concierto», cuenta. Pero un año después, la banda de Bendito bar y otros éxitos, tocaba junto a los gallegos, y parte del público se pensaba que la fiesta continuaba. «Al año siguiente de lo de La Mandrágora tocamos en el Estadio Hispánico con ellos, nosotros de teloneros, claro, y me tiraron latas y bajé a hostiar a los que las tiraban... pero claro, yo si era punki», comenta con humor.

Aquel día, Felipe Zapico llevaba como indumentaria una camiseta «que tenía por delante el león y a la espalda el castillo... Unos meses después, en Valladolid usé otra que era al revés... Estaban hechas con una gran bandera de Castilla y León incautada al enemigo». En definitiva, fueron historias punk a recordar ahora que ya nadie lo es.