Adiós al Panero más solitario
El primogénito de la saga leonesa fallece de un cáncer a los 71 años en su refugio catalán .
Juan Luis Panero, poeta de la memoria y la muerte, el mayor de los tres hijos del poeta leonés Leopoldo Panero y Felcidad Blanc, patriarca por herencia de una estirpe de poetas malditos, falleció el lunes en la localidad gerundense de Torroella de Montgrí donde residía desde hace casi tres décadas. Con 71 años, fue víctima de un cáncer, según confirmaron sus editores. Precisaron que Panero falleció dos días antes y que sus restos fueron incinerados el miércoles en el tanatorio de Palafrugel en una ceremonia íntima. El tiempo, la muerte, el destino y la memoria fueron los temas recurrentes de su poética de inspiración clásica, no asimilable a ninguna generación, en permanente viaja hacia la claridad y que él mismo reconocía como deudora de las de Borges, Octavio Paz, T.S. Eliot y Juan Rulfo. «La memoria es lo único que salva el pasado, mientras que la muerte es el telón final de todo», había dejado dicho este torrencial bebedor de vino blanco que llevaba años mirando a la muerte cara a cara sin temerla
El peso de un apellido
La mención del apellido Panero evoca tanto a la poderosa esa estirpe leonesa literaria como el estigma de infortunio y malditismo que persiguió a la familia. Un estigma que alimentó una película tan singular como El desencanto que casi cinco décadas después sigue generando la atención.
Después de tantos desencantos. Vida y obra poéticas de los Panero se tituló el ensayo en el que el crítico y estudioso Federico Utrera repasaba la leyenda que ha distorsionado las figuras de los Panero y en el que rememoraba al Juan Luis como «un hombre fascinante del que entre vaho y vaho de genialidad aprendí mucho». Nacido en Madrid el 9 de septiembre 1942, muy vinculado a la leonesa localidad de Astorga, la villa natal de su padre, el poeta Leopoldo Panero (1909-1962), era el primogénito del matrimonio Panero-Blanc, del que nacieron tres varones, todos poetas. Su hermanos fueron Leopoldo María (1948), el loco más lúcido de las letras ibéricas que queda como el único superviviente de la saga, y Santigo, ‘Michi’ Panero, el más joven, nacido en 1951 fallecido también a causa de un cáncer en 2004.
Cuadro de familia
La biografía de los tres quedó marca por el demoledor cuadro de la familia que Jaime Chávarri trazó en 1975 con El desencanto, documental producido por Elías Querejeta que hizo época. Era un desgarrador retrato de la familia del poeta que se vinculó a franquismo y en el que se aireaban todos los fantasmas y los conflictos no resueltos.
Dos década después Juan Luis se avendría a participar en el rodaje de Después de tantos años (1994), secuela de mítico filme de Chavarri, ya sin su madre fallecida en 1990, dirigida por Ricardo Franco y producida por Imanol Uribe y Andrés Santana. «Ambas películas me aburren», era el resumen de Juan Luis Panero. Se dio a conocer como poeta a finales de los sesenta con A través del tiempo, poemario al que seguirían, Juegos para aplazar la muerte, Dulce pájaro de juventud, Enigmas y despedidas, Los trucos de la muerte, Desapariciones y fracasos, Los viajes sin fin, Los mitos y las máscaras, Testamento del náufrago, y Antes de que llegue la noche, que le otorgaría el Premio Ciudad de Barcelona en 1985.
Con Galería de fantasmas se adjudicaría el primer premio Loewe, concedido por la fundación homónima y uno de los más prestigiosos y mejor dotados en el ámbito de la poesía hispana. Con el mismo poemario fue finalista del premio Nacional de Poesía de 1989. Con sus memorias Sin rumbo cierto ganó en 1999 la XII edición premio Comillas de biografías, autobiografías y memorias. Lo firmó junto a Fernando Valls, con quien mantuvo las conversaciones que dieron pie al libro.