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«Al diablo le sobran clientes, hay muchas almas en venta»

Benjamín Prado explora las raíces de la corrupción en ‘Ajuste de cuentas’.

Imagen de archivo del escritor Benjamín Prado.

Publicado por
miguel lorenci | madrid
León

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Juan Urbano, escritor y profesor, se debate entre el desahucio y la supervivencia. Si vende su alma al diablo y escribe al dictado de Mario Duque, corrupto y excarcelado ricachón de la España del pelotazo, salva el pellejo. ¿Comer o fenecer? Su dilema moral está en la esencia de Ajuste de cuentas (Alfaguara). Es la tercera novela de Benjamín Prado que protagoniza Urbano, mezcla del Juan Panadero de Alberti y el Juan Nadie de Capra. Explora las raíces de la corrupción en la España del pelotazo.

—¿Otra novela sobre la corrupción?

—Más sobre aquellos polvos que sobre estos lodos. Sobre los héroes populares que fueron apóstoles del dinero fácil y del éxito rápido. Cuando parecía normal enriquecerse hasta la obscenidad en un suspiro; pasar en nada de abogado del Estado a presidir el cuarto banco del país. Para Balzac las novelas son la historia privada de los países, y a eso aspira la serie de Juan Urbano. A contar desde la ficción la historia de un país.

—¿A todos nos tienta el diablo?

—En momentos de crisis al diablo le sobran clientes; hay muchas, demasiadas almas en venta. Cualquier forma de ganarse la vida es respetable, salvo si implica un delito o daño a un tercero.

—¿Seguimos enfangados?

—No hemos salido de un sistema de corrupción generalizada, global, que ya no tiene que ver con ideologías: solo con el poder. Quien toca poder hunde la mano en la bolsa del dinero ajeno y se lo lleva. Es el otro gran asunto de la novela

—Se asaltó el poder y el dinero con aplauso público ¿Todos ciegos?

—El dinero deslumbra, como todo lo que brilla. Más el dinero fácil. Sin confundir jamás a los estafadores con los estafados, aquí nos hartamos de oír ‘¡compré mi casa por uno y la vendí por diez!’ El suflé subió y el euro fue la puntilla. El suelo tembló bajo nuestros pies.

—¿Alguna lección entre tanta indecencia?

—Ten mucho cuidado a quién admiras. Personajes como el Mario Duque de la novela son muy peligrosos. Sobre todo cuando se convierten en líderes y la gente quiere parecerse a los que llegan a la cumbre mediante negocios sucios y dinero fácil. No por su trabajo y esfuerzo.

—¿Su Duque es Mario Conde?

­—No. Tiene algún rasgo de Conde, como de Javier de la Rosa, Mariano Rubio, de Jesús Gil o Luis Roldán. De todos los que cavaron aquel agujero por el que hemos caído. Es una suma de todos los que plantaron el árbol sobre el que ha caído el rayo. Fueron el espejo del nuevo español del pelotazo y crearon las bases de esta catástrofe.

—Pasaron por la cárcel, pero salvaron el dinero.

—Recuperando lo que robaron los grandes ladrones de la España del pelotazo tendríamos superávit. Así de fácil. Entre eso y lo que defraudan las grades fortunas seríamos ricos.

—¿Los chorizo ahora son otros?

—Hay una gran diferencia. Hoy, si los ladrones van a la cárcel, están diez minutos, impugnan al juez, lo expulsan de la causa, y aquí paz y después gloria. Entonces se encarceló a los jefes la guardia civil y la policía, al ministro del interior, al gobernador del Banco de España, a presidentes de grandes bancos y algunos empresarios notables. Pagaron con la cárcel y casi ninguno levantó cabeza. Ahora si un banquero es sospechoso de numerosos actos delictivos, otro banquero lo ficha.