Las tablas de Astorga y su código secreto

Ya están en el Museo de León después de casi quince meses en el Centro de Restauración de Simancas, donde desembarcó después de que la Junta decidiera utilizar su derecho al tanteo y devolverla al lugar del que nunca debió salir.

Las tablas del maestro de Astorga han sufrido una rehabilitación absoltamente exquisita en un proceso en el que, además, se han desvelado los secretos que el artista escondió tras la pintura.

La directora del centro de Simancas, Milagros Burón, explica que las tablas llegaron en febrero del 2012. «De manera inmediata, el equipo acometió un análisis del estado visual de la pieza y después uno más amplio de caracterización», precisa.

Burón añade que en la rehabilitación de las tablas, los profesionales del centro han hecho una excepción. «Este tipo de piezas no se suelen intervenir aquí», incide. La razón hay que buscarla en el hecho de que han estado en manos de particulares, con lo que fueron objeto de restauraciones previas que no siempre son las más adecuadas.

En el caso de las tablas, Milagros Burón pone como ejemplo que se ha recortado el perímetro y el grosor de las maderas. Además, tenían un embarrotado —reforzamiento del soporte de la tabla por la parte posterior— con el fin de enmarcarse. Asimismo, precisa que la superficie tenía resíduos de diversos materiales y la policromía, problemas de adhesión. «Por todo ello, hicimos un estudio muy completo de pigmentos a través de análisis químicos y espectroscopía Raman, un análisis que caracteriza la composición de los pigmentos. En toda esta investigación, los especialistas de Simancas contaron además con la ayuda de la Universidad de Valladolid.

Entre los hallazgos que ha desvelado el análisis está el estudio subyacente realizado por el artista —descubierto bajo la pintura— y que tiene algunas diferencias con el que finalmente acometió. Para descubrirlo utilizaron una técnica basada en la fotografía infrarroja o refectofotografía. Los resultados se descubrirán en el Museo de León cuando se presenten las tablas.

La restauración llevada a cabo por los especialistas se ha basado en el tratamiento de la policromía, en restaurar los desprendimientos y en la revisión del color. «Valoramos la posibilidad de eliminar los barnices, pero finalmente no lo hicimos», manifiesta la responsable del centro. Y es que, según confirma, el hecho de estar en un domicilio particular en lugar de en un templo también tiene efectos beneficiosos para las piezas por cuanto que éstas no sufren la erosión provocada por la suciedad y los cambios climatológicos. Milagros Corral subraya que entre las conclusiones del equipo destacan las similitudes iconográficas y técnicas de esta pieza con el resto de obras del maestro de Astorga. Además, el tipo de pigmentos también es similar, así como el sombreado subyacente del dibujo. Los pigmentos son de naturaleza mineral y se trata de pintura al óleo.

Las tablas llegaron al centro de Simancas en el mes de junio y en su rehabilitación trabajó un equipo de diez personas, entre laboratorio, restauración, tratamiento de la madera o fotografía. Pero esta no es la única obra de León que se ha tratado en Simancas en el último año. Últimamente también se han restaurado las tablas medievales de Vallecillo, que durante años estuvieron ocultas tras el retablo. Además, también se ha realizado un estudio de caracterización de las vidrieras de la Catedral ya que en la zona sur existía un problema que dificultaba su restauración. Se analizó junto a la Facultad de Biología de qué manera interaccionaban los materiales con determinados elementos biológicos.

Milagros Corral destaca que el próximo año se cumplen 25 de la creación del Centro de Simancas durante los cuales sus responsables han restaurado más de 1.000 obras y han elaborado alrededor de 300 estudios.