Espaldarazo a su trilogía ‘Los espacios naturales’

Para Merino, este premio resulta «una especie de regalo inesperado de las hadas». Visiblemente contento con la noticia, el autor leonés ha llegado a conquistar uno de los más altos galardones de la literatura en castellano al haber sabido mantener una trayectoria sostenida y ascendente —jamás contaminado por grandilocuencias tipográficas, modas pasajeras ni campañas editoriales de vértigo— y en idilio permanente con la ficción hecha desde el corazón y el trabajo constante. «Estoy muy satisfecho porque es un premio serio y prestigioso, y además supone todo un espaldarazo a la trilogía Los espacios naturales », explicaba ayer a este periódico, vía telefónica, desde la ciudad de Panamá.

«Es verdad que me han dado bastantes premios a lo largo de mi carrera —reflexionaba—, pero la mayoría, como sucede con éste, eran premios a los que no se presenta uno». Con respecto a su labor en el VI Congreso de la Lengua, ya clausurado, Merino habló de los «proyectos comunes» existentes entre todas las academias de la lengua hispanoamericanas, en especial velar «por la coherencia del idioma dentro de los diferentes países y espacios geográficos». Retos como el estadounidense —país con más de 53 millones de hispanohablantes— se pusieron sobre la mesa durante estos cuatro días. Una labor complicada la de mantener el «tronco común lingüístico» pero, como expresó Merino, «para eso estamos, esa es nuestra labor».

El autor, muy crítico con la actual política cultural y educativa («le diría al ministro que si hunde la educación el futuro está destrozado. Hay cosas de las que no se puede prescindir. La tabla rasa es catastrófica y mortífera»), prepara ahora una colección de cuentos que previsiblemente llevará por título La trama oculta y se está adentrando también en una novela «de límites aún borrosos».