Yamada logra la Espiga de Oro al imponer el oficio de los veteranos
El leonés Miguel Ángel Pérez Blanco triunfó en la sección ‘Castilla y León en Corto’.
Juan Tarauto se llevó el Premio FIPRESCI por ‘La reconstrucción’.
El octogenario Yôji Yamada decantó la ‘batalla’ intergeneracional en favor de los más veteranos. Al final, el viejo samurái, el cineasta que nos había acostumbrado en la última década a reconocer los códigos de honor de los antiguos guerreros nipones en títulos como La espada oculta , se alzó al fin con la Espiga de Oro de la 58ª Semana Internacional de Cine de Valladolid con Una familia de Tokio , un cuento contemporáneo con el que ha rendido homenaje a su maestro Yasujiro Ozu.
La decisión del jurado, compuesto entre otros por los cineastas Raoul Peck y Nabil Ayouch, la actriz Ana Torrent y el guionista Thomas Bidegain, fue aplaudida por buena parte de los asistentes a la lectura de un palmarés que, sin embargo, no dejó satisfechos a muchos. El reparto de galardones, tal vez, sea la mejor prueba de lo que le ha faltado a esta edición: una o varias películas redondas que convencieran a los críticos y al público, que despertaran unanimidad y no desconcierto.
La Espiga de Plata fue para una debutante, la norteamericana Steph Green, que convenció al jurado con la optimista historia de superación de Run & Jump . Un canto a superar las barreras físicas... y mentales.
Más veteranos
Otros directores veteranos, como el matrimonio Krzysztof y Joanna Kos-Krauze y el argentino Juan Taratuto, lograron los premios al Mejor Director, por Papusza , y el FIPRESCI, por La reconstrucción . Premiados hace unos años con la Espiga de Plata por Plaza del Salvador , no gustó que se reconociera la labor tras la cámara del dúo polaco, demasiado contemplativa y pesada en su intento de contar la historia de la primera poeta gitana. También lograron el favor del jurado joven.
Tampoco gustó que Zbigniew Walerys viera reconocida su actuación en esta película. Todo lo contrario de lo que ocurrió con Nora Navas, que se dio a conocer ante el gran público en 2010 logrando la Concha de Plata por su papel en Pa negre . La catalana se llevó ayer los aplausos por su trabajo en Tots volem el millor per a ella , de Mar Coll.
Un nuevo espaldarazo para la actriz. La Seminci contribuirá, probablemente, a impulsar los trabajos de debutantes que han conseguido destacar en esta edición. Es el caso del holandés Diederik Ebbinge. Matterhorn , su desconcertante historia sobre la aceptación del otro, que a veces se aproxima a la caricatura más grotesca, mereció ayer el Premio Pilar Miró al Mejor Nuevo Director. El hawaiano Destin Daniel Cretton obtuvo el Premio del Público por su segundo largometraje, Shot term 12 , una historia edulcorada sobre un centro de atención a jóvenes en dificultades rodada, eso sí, con oficio.
El palmarés, en lo que a la Sección Oficial se refiere, se completa con el Premio Miguel Delibes al Mejor Guión para Agnès Jaoui y Jean-Pierre Bacri por Au bout du conte . La Mejor Fotografía, discutida para los medios acreditados, fue para Christopher Blauvelt, por Night moves . Merecidísima Espiga para Spela Cadez por Bole s, genial cortometraje de animación sobre un escritor solitario y una prostituta.
Secciones
Un documentalista veterano como Nicolas Philibert, que ya triunfó en ediciones anteriores con El país de los sordos y Ser y tener , se alzó con el primer premio en Tiempo de Historia . Segundo quedó el trabajo de Julia Ivanova High five: a suburban adoption saga . En Punto de Encuentro, premio para Barmak Akram por Wajma (an afghan love story) . El director leonés Miguel Ángel Pérez Blanco triunfó en la sección Castilla y León en Corto con Los dinosaurios ya no viven aquí , un filme inquietante, todo él una pura incertidumbre, sobre el que el realizador comentaba a este periódico que en realidad versa «sobre la propia extrañeza que nos genera la vida». Fundador en 2012 de la productora Zapruder Films, Los dinosaurios ya no viven aquí echó a andar con la idea original de ser «una película sobre la desaparición y sobre la angustia que provoca la muerte», pero «acabó conviviendo con otras que son igual de importantes». Por último, la salmantina Isabel de Ocampo obtuvo un mención de honor por su documental Piratas y libélulas .