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El dueño del ‘botín nazi’ de Munich

La Policía sospecha que los 1.400 cuadros tendrán que devolverse al marchante Gurlitt .

La casa que el coleccionista de arte alemán Cornelius Gurlitt tiene en Salzburgo .

Publicado por
juan carlos barrena | berlín
León

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Una semana después de la sensacional noticia de la aparición de 1.400 obras de arte de grandes maestros que se creían perdidas desde la Segunda Guerra Mundial, la historia de Cornelius Gurlitt, el solitario y enigmático hombre que almacenaba en su vivienda de Múnich tan valioso tesoro, sigue deparando sorpresas. Mientras reporteros galos conseguían fotografiar por primera vez al anciano de 79 años, la policía alemana requisaba este fin de semana otras 22 obras más de la ya bautizada como ‘Colección Gurlitt’ en la residencia de su cuñado, Nikolaus Frässle.

El propio Gurlitt había dado ya señales de vida con una carta enviada al semanario germano Der Spiegel , que dio a conocer ayer, a la vez que el dominical Bild am Sonntag publicaba en exclusiva documentos del III Reich en los que el ministro de Propaganda nazi, Joseph Goebbels, autorizaba personalmente a Hildebrand Gurlitt, padre de Cornelius Gurlitt, a comerciar con obras retiradas de museos germanos y confiscadas a coleccionistas, la mayoría de ellos judíos, pertenecientes al llamado ‘Arte Degenerado’, aquellos movimientos artísticos del modernismo que despreciaba el nacionalsocialismo por no atenerse a sus cánones de belleza.

El mismo rotativo revelaba, según fuentes de la investigación, que Cornelius Gurlitt «es el propietario legal» y recuperará por ello la mayor parte de las más de 1.400 obras de artistas como Pablo Picasso, Henri Matisse, Marc Chagal, Paul Klee, Emil Nolde o Max Liebermann que almacenaba en su vivienda y cuyo valor en el mercado podría superar los mil millones de euros.

En casa de un cuñado

Muchas novedades sobre un caso que ha revolucionado el mundo del arte por lo abultado del descubrimiento y su elevado valor para los historiadores de la especialidad, confrontados, no sólo con obras que se creían perdidas para siempre por su presunta destrucción en la guerra, sino con muchas otras de cuya existencia no se sabía absolutamente nada. A las 1.406 obras retiradas de la vivienda del anciano por agentes aduaneros alemanes hace mas de un año hay que añadir ahora otras 22 que se encontraban guardadas en casa de su cuñado en su residencia de la localidad de Kornwestheim, junto a Stuttgart. El propio Nikolaus Frässle, viudo de Benita Gurlitt, única hermana de Cornelius, alertó a las autoridades. Preocupado por la seguridad de las piezas artístiscas, Frässle pidió a la Policía que acudiera a su domicilio a retirarlas. Cuatro agentes en dos vehículos se llevaron el sábado por la tarde las obras, cuyos autores no se han dado a conocer aún.

Una frase misteriosa Frässle expresó además su preocupación por el estado de su cuñado, enfermo al parecer del corazón, con el que no ha tenido contacto desde hace muchos meses. Entre tanto, se sabe que Cornelius Gurlitt, al que se daba por desaparecido desde que su colección fuera confiscada en febrero de 2012, vive. Hasta la fiscalía de Augsburgo, responsable de la investigación, había puesto en duda, que el misterioso personaje estuviera aún con vida.

Sin embargo, reporteros franceses consiguieron localizarle el pasado viernes cuando salía de su vivienda en Múnich, abordarle y fotografiarle en plena calle cuando se encontraba de compras. El anciano rechazó hacer declaraciones con una misteriosa frase: «Aplausos del lado equivocado son lo peor que hay».

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