Diario de León
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Opinión | mikel labastida

En Network , película de Sydney Lumet, los productores del informativo cierran un acuerdo para filmar en exclusiva las acciones de un grupo terrorista. Los directivos del noticiero en el que trabaja Jane Livingstone en No man’s land , que se adentra en la guerra de los Balcanes, le piden que se sitúe lo más cerca posible de un soldado que tiene una mina en la espalda. En Apocalypse Now un operador solicita a los militares que no dirijan su mirada a cámara en pleno combate para que todo resulte más real. Son ejemplos de cómo el cine ha retratado la cobertura informativa de los conflictos bélicos y de sucesos en la pequeña pantalla, enfatizando la falta de escrúpulos y el ánimo morboso. ¿Es una visión exagerada o realista? Este fin de semana la excarcelación de Miguel Ricart volvía a dirigir la atención de los espectadores respecto al tratamiento que hacen las cadenas de estos casos. A nadie se le escapa que la crónica negra ha invadido los programas matinales (de ahí el baile de canales de Nacho Abad). Por ello, la salida de prisión del asesino de Alcàsser se presentaba como un plato fuerte. La liebre (catódica) saltó cuando se confirmó que dos trabajadoras del programa de Ana Rosa habían acompañado a Ricart en su traslado a Madrid. Rápidamente Antena 3 Noticias anunció a bombo y platillo que el programa Espejo público contaba con una entrevista de 50 minutos que se emitiría el lunes. Las críticas no tardaron en surgir en las redes sociales y otros medios ante el temor de que se convirtiese en celebridad a alguien por un crimen. Y las cadenas recularon. Donde dije digo digo miedo. Antena 3 decidió no emitir su promocionada conversación y Telecinco desmintió cualquier intención de llevar a un plató a un criminal. Tras las bochornosas coberturas que en este país se hicieron a propósito de la tragedia de Alcàsser se podía prever que las teles hubiesen aprendido la lección y por eso ahora toman esta decisión, pero me temo que no, que esta determinación se ha debido más a una posible fuga de anunciantes que a cualquier cargo de conciencia por un asunto del pasado.

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