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La abuela mágica de García Márquez

Carlos Reigosa rescata a la gallega Tranquilina Iguarán, que le contaba cuentos a su nieto.

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efe | madrid

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En Cien años de soledad, Gabriel García Márquez dejó para la posteridad una forma de narrar llamada realismo mágico, que, en buena parte, se debe a los orígenes gallegos de su abuela, según puso de manifiesto en la presentación del último libro del escritor y periodista Carlos G. Reigosa. La Galicia mágica de García Márquez (Auga Editorial) es un compendio de notas biográficas, artículos e investigación periodística que indaga en la ascendencia gallega del Nobel colombiano, que él mismo reconoció Reigosa cuando en 1975 habló con él por motivos de trabajo. «Le dije que mucho hablar de su abuela, pero que en Cien años de soledad no había nada gallego, y él me contestó: Sí lo hay, la forma de contarlo», recordó Reigosa. Y es que García Márquez (Aracataca, 1927) vivió fascinado por las fabulosas historias de espíritus que su abuela Tranquilina Iguarán Cotes le relataba «con cara de palo» y total naturalidad al pequeño Gabriel, «sin dejar traslucir incertidumbre en lo que se contaba», ha explicado el autor gallego. El periodista colombiano Dasso Saldívar, que prologa el libro de Reigosa y es biógrafo del Nobel colombiano, destacó la «enorme» influencia en la obra de García Márquez de esa infancia junto a su abuela, «más allá incluso de lo que él ha podido vislumbrar». En esa idea abundó también Plinio Apuleyo, amigo desde la juventud del escritor y autor de El olor de la guayaba, donde recoge conversaciones con el autor de El coronel no tiene quien le escriba. «Mis abuelos eran descendientes de gallegos y muchas de la cosas sobrenaturales que me contaban provenían de Galicia», reconocía en el libro de Apuleyo García Márquez. Su amigo confesó que no le ha visto desde 2005, cuando visitó Barcelona; fue entonces cuando se dio cuenta de que «le estaba fallando la memoria reciente, aunque tenía intacta la memoria antigua».

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