Los reyes de la tele
Crítica de televisión mikel labastida
Los Reyes Magos de Oriente cargaron ayer los calcetines de regalos, siempre en función de lo bueno o malo que haya sido cada cual. Los míos amanecieron medio vacíos pero debe de ser porque dejé unos con algún que otro tomate y por ahí se escaparían los presentes. Porque bueno lo he sido un rato, o eso dice mi madre. Pero esa es otra historia. Porque de la que hoy quiero hablar es de la de los Reyes Magos de nuestras teles, a los que, ahora que se retoma la programación habitual, quiero pedir unas cuantas cosas. Les escribiría una carta normal, pero ya que tengo este medio he creído que puede ser más eficaz.
Queridos Vasile, González y Echenique. Este año que ha acabado me he portado muy bien, he visto un montón de programas de esos que habéis emitido en vuestras cadenas, pese a que algunos era una tortura tragárselos.
Aún así yo he abierto mi estómago y me he metido al buche cocineros, coachs, famosos travestidos en cantantes, nadadores, exploradores de campamentos imposibles y pretendientes tróspidos. He soportado las pullas entre Ana Rosa y Susanna, las salidas de tono de Mariló, a los abuelos de Melendi, a la Milá en paños menores, a Hermida en la corte del Rey Juan Carlos y a los descarriados de Hermano mayor .
Por todo ello merezco que tengáis en consideración lo que os pido para 2014. Quiero que no alarguéis los programas hasta el desayuno con el fin de que yo pueda retomar la sana costumbre de dormir ocho horas; que intentéis dar luz verde a series con episodios de cómo máximo una hora y a poder ser en los que no tengan que aparecer obligatoriamente un abuelo cascarrabias, un niño gracioso y un bar; que programéis moderadamente series extranjeras, es decir, sin maratones de cuatro capítulos por noche y sin cambiarlas de día constantemente; que ampliéis el abanico de tertulianos para poder conocer más de cinco opiniones en este país; que no emitáis cortes de publicidad de siete minutos en mitad de una película; que no seáis ‘culo veo culo quiero’ y no copiéis constantemente los formatos que hace la competencia; que ofrezcáis la oportunidad a productoras emergentes con ideas frescas que pueden renovar vuestras parrillas.
Si no puede ser esto, me conformaré con un Cinexín o una construcción de Lego. Gracias.