El último vigía del Cea agoniza

Es el último vestigio del desaparecido pueblo de Barriales de Cea, situado a poco más de un kilómetro de Sahelices del Río. La torre de la iglesia de San Esteban es el único testigo de una localidad que se extinguió, según cuenta la leyenda, por una plaga de hormigas, que lo exterminó por completo. Lo cierto es que algo extraordinario debió acontecer para acabar con un enclave que aparece citado en las gestas de Alfonso V cuando derrotó al moro Almanzor.

Ahora este torreón desmochado, que prácticamente sólo conserva el muro oeste, amenaza con derrumbarse. Hispania Nostra lo acaba de incluir en su Lista Roja. Es el sexto monumento que ingresa en ella en lo que va de año, tras las Cercas medievales de León, el castro Peña del Hombre, el Pozo Ibarra de Ciñera, la iglesia de Valdavida y el palacio de Orallo.

La torre, del siglo XI-XIV, en algún momento debió jugar un papel estratégico, al encontrarse en plena línea divisora entre los reinos de León y Castilla. Según algunos documentos, como un pleito del año 1501, Barriales ya estaba despoblado. El Diccionario de Madoz de 1847, que recoge la historia de las hormigas, también indica que posiblemente Barriales fue abandonado por la peste negra, el hambre o las guerras. «La torre de su iglesia es lo único que se conserva en buen estado». Un siglo y medio después, el torreón de la iglesia de San Esteban, de propiedad particular, agoniza. El muro que resiste sigue manteniendo las medidas que cita Madoz —unos 15 metros de alto por 5,4 de ancho, en piedra rematada por unos arcos de ladrillo, visiblemente deteriorados—. Curiosamente, contemplada de lejos, en la inmensidad de la planicie que la rodea, la atalaya da la impresión de estar entera.

Según Hispania Nostra sufre riesgo de derrumbarse y de desaparecer por completo.

La Lista Roja, que airea la vergüenza de un patrimonio a punto de desmoronarse, ya incluye 21 monumentos leoneses. Únicamente Soria y Palencia aventajan a León en este ránking de ruinas. Sin embargo, los 21 castillos, ermitas, monasterios, palacios, fortificaciones e iglesias que figuran en la nómina de Hispania Nostra son una pequeñísima parte de un patrimonio que podría quedar diezmado en unos años si no hay inversiones. Decenas de monumentos llevan décadas sin ver una obra. Muchos han sido víctimas de saqueos y sus ‘tesoros’ fueron vendidos o expoliados. Muchos están sentenciados y es cuestión de tiempo que de ellos sólo quede un montón de piedras y las fotos que atestigüen que efectivamente existieron.