PATRIMONIO
De botellón en cuevas medievales
Las Cuevas Menudas, que la Junta declaró BIC al creer que eran prehistóricas, entran en la Lista Roja .
La ‘fiebre’ prehistórica que contagió a los investigadores a finales del siglo pasado llevó a datar en el Neolítico el conjunto de cuevas artificiales de Villasabariego. La antigüedad de estas cavernas, conocidas como Cuevas Menudas, decidió a la Junta a declararlas BIC en 1985. Una protección sólo sobre el papel, pero sin inversiones. De ahí que en los últimos años algunas se hayan hundido y otras estén cegadas.
La historiadora leonesa Vanessa Jimeno Guerra acababa recientemente con un error histórico que ha durado un siglo, al demostrar que la arquitectura excavada en el valle medio del Esla hunde sus raíces en la Alta Edad Media y no en el Neolítico. Su trabajo le valía hace dos años el premio Mariano Rodríguez en el área de humanidades que anualmente otorga la Fundación Carolina Rodríguez y la Junta rectificaba la datación de las cuevas. Hispania Nostra ha incluido ahora en su Lista Roja estas cavernas, previsiblemente horadadas por ermitaños y anacoretas, y que en los últimos tiempos han servido para celebrar botellones y meriendas, pese a su difícil acceso.
Vanessa Jimeno Guerra lleva investigando las cuevas desde hace siete años y ha asistido a su progresivo deterioro. «He visto fotos de hace veinte años y entonces no estaban tan mal», asegura. Ella ha sacado fotografías con sacos y ruedas de moto colgadas de las paredes. Sólo 17 cuevas se han salvado pero «con seguridad hubo muchas más». Distribuidas en tres niveles, ahora exclusivamente queda el central. Las lluvias y el abandono de estas cavidades de material arcilloso han provocado la destrucción de algunas.
Hombres que eran cruces
La sencillez de los grabados interiores indujo a los historiadores a fecharlos en el Neolítico. La mayoría representan cruces y no pinturas humanas esquemáticas como se pensó hace un siglo. Jimeno Guerra, que ha estudiado también las vecinas cuevas de Villacontilde, Valle de Mansilla y Rueda del Almirante —ninguna declarada BIC, a pesar de que algunas como esta última son excepcionales en España, con una planta similar a la de un mausoleo romano y con cinco nichos en las paredes—, confiesa sentir envidia del cuidado que existe por cavernas eremíticas en Cantabria o Palencia. «Aquí no están ni señalizadas», lamenta.
Hispania Nostra ha utilizado la información enviada por la investigadora leonesa para incluir las Cuevas Menudas en su Lista Roja. Es el séptimo monumento que ingresa en este ránking ‘del abandono’ la en lo que va de año, tras las Cercas medievales de León, la torre de la iglesia de Barriales, el castro Peña del Hombre, el Pozo Ibarra de Ciñera, la iglesia de Valdavida y el palacio de Orallo.
«Además de los continuos actos vandálicos en forma de firmas, el interior de una de las cuevas ha sido utilizado como lugar de reunión de algún grupo de personas, a tenor de los objetos que penden de sus muros», dice la web de Hispania Nostra. Añade que las cavidades «presentan un estado de derrumbe incesante, lo que indica una desaparición inminente del conjunto de forma paulatina. Con ellas desaparecería una parte importante y significativa de los espacios arquitectónicos que se conservan de la Alta Edad Media leonesa y, con ello, una fuente imprescindible de conocimiento».