Diario de León

Adiós al eterno niño del cine

Fallece a los 93 años el actor Mickey Rooney, ganador de un Oscar, casado ocho veces, primer esposo de Ava Gardner y con dos películas pendientes de estreno .

Foto tomada en 2011 del actor Mickey Rooney a su llegada a la presentación en Los Ángeles de la película ‘Los Muppets’.

Foto tomada en 2011 del actor Mickey Rooney a su llegada a la presentación en Los Ángeles de la película ‘Los Muppets’.

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miguel lorenci | madrid
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La plena y larga vida de Mickey Rooney, legendario actor estadounidense que atravesó la era dorada de Hollywood, tuvo su punto final el domingo en Los Ángeles, donde murió con 93 años. El pequeño gigante de la interpretación, eterno niño prodigo, se subió a un escenario antes de cumplir los dos años. Con siete era una estrella del cine mudo y se mantuvo activo hasta el final. Bailó Rooney con Judy Garland, se casó ocho veces, la primera con Ava Gardner, tuvo once hijos y tomó parte en casi 200 películas en una carrera plagada de altibajos que le proporcionó dos galardones honoríficos de la Academia, tras aspirar al Oscar en cuatro ocasiones.

Trabajó hasta sus últimos días en los rodajes de una nueva versión de El Doctor Jekyll y Mr. Hyde, y Noche en el museo 3, cuyo director, Shawn Levy, le despedía como «una leyenda, obviamente, pero algo más: agradecido, gentil, vital y cálido». Bajo los focos durante el todo el siglo que casi ha durado su vida, Rooney fue una estrella para varias generaciones, desde quienes lo celebraron como precoz astro del cine mudo, como niño prodigio en los albores del sonoro en su memorable pareja con Judy Garland, hasta quienes cotillearon en las revista del corazón su ajetreada vida sentimental o descubrieron el talento del viejo cascarrabias en los últimos años de su vida.

Enfrascado en una guerra con uno de sus hijastros, por quien se sentía maltratado, enfermo desde hacía algún tiempo, Rooney murió por causas naturales, según el portal especializado TMZ que avanzó su deceso. Deja una inigualable leyenda en lo profesional y lo personal. Encandiló a la cámara y los ejecutivos de los grandes estudios Hollywood, a quienes demostró muy pronto que se podía hacer caja con su vis cómica, su risa contagiosa, y su desparpajo para la comedia y el baile con apenas diez años.

Pelirrojo, con una cara redonda y aniñada, tan bajito como carismático, su metro cincuenta y siete de estatura jamás resultó un impedimento para seducir a la cámara y a las más rutilantes estrellas de su entorno.

Mickey Rooney en su futura vida de artista nació en Brooklyn, Nueva York, el 23 de septiembre de 1920. Sus padres, el escocés Joe Yule y la estadounidense Nell Carter, eran actores ambulantes de vodevil y se separarían pronto. Su hijo los acompañó en escena a los 17 meses, ataviado con un smoking en miniatura y mordiendo un puro de goma. Tenía tres años cuando sus padres se divorciaron y el crío se fue a Kansas a vivir con una tía. Su madre, muy consciente de su talento y sus dotes para el claqué y la canción, le rescataría para llevarlo de la mano la naciente Meca del cine. Su carrera comenzó con seis años con un pequeño papel en el filme mudo ‘Not to be trusted’ en 1926. Un año después se convirtió en toda una estrella en la piel de Mickey McGuire, personaje infantil de tebeo.

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