Cómo convertir la ciudad en un gran zoológico

Roberto Gutiérrez se ha presentado en el viejo caserón de la Fundación Vela Zanetti con una brillante colección de ilustraciones. Y el pintor ha tenido un gran acierto al definir sus obras precisamente como tales. Sus pinturas se basan, en todos los casos, en un importante cúmulo de historias. Cuando él las explica, el espectador se da cuenta de los interesantes argumentos que el artista ha trasladado al papel con su peculiar técnica de témpera. Son las suyas apasionantes historias, basadas, casi siempre, en temas leoneses.

El artista tiene ya tras de sí una larga trayectoria; además de participar en innumerables exposiciones colectivas, ésta es ya su tercera muestra individual. «El nexo que une a todas estas obras —comenta el pintor— es el de unir en un mismo plano a las personas y a los animales. Intento crear una pausa surrealista en el tiempo: en ella esas situaciones unas veces son posibles y otras imposibles, pero esa imposibilidad no significa que no puedan ser rescatadas en las pinturas».

Roberto Gutiérrez es artista de potente colorido y abigarradas composiciones. En sus obras se establece un caos contenido en el que los personajes sufren y disfrutan. Y en los cielos de sus ilustraciones aparece siempre una clara referencia al impresionismo de Van Gogh. Hay una obra, dedicada a la Vieja Negrilla de Amancio González, a la escultura que adorna la plaza de Santo Domingo, en la que el pintor ha tenido el buen gusto de añadir la presencia de una vibrante ardilla que viene a dar vida al negrillo muerto ya hace muchos años.

Otra visión sorprendente es la de la fuente de la plaza de Guzmán el Bueno, que Gutiérrez se ha atrevido a llenar de enormes hipopótamos, intentando trasladar al espacio urbano una parte importante de la antigua mitología egipcia.

Témpera en barra, rotulador y bolígrafo, éstas son las armas de Roberto Gutiérrez para crear un gran zoológico humano y animal en el que caben, sobre todo, las emociones. Son las suyas obras muy meditadas, con un gran trasfondo y con el mensaje de que todos debemos colaborar para que el mundo sea un poco mejor.

Quizá el único inconveniente de todas estas ilustraciones, como él las llama, sea que haría falta un texto explicativo o la presencia continua del pintor en la galería para que los espectadores puedan penetrar en todos los detalles y comprender los mensajes que estas sorprendentes pinturas atesoran.