Defender la industria cultural, un objetivo en toda Europa
La importancia de la «defensa» de la propiedad intelectual y de los creadores han sido los puntos principales que se resaltaron ayer en la jornada parlamentaria en la que se ha abordado desde distintos puntos de vista el valor estratégico de las industrias creativas.
Anton Smith, consejero de Economía de la Embajada de Estados Unidos, Michelle Woods, directora de la División de Derechos de Autor y de las Industrias Creativas del Observatorio Internacional de la Propiedad Intelectual, o Christopher Kuik, jefe de Unidad de la Dirección General de Competencia de la Unión Europea, han coincidido en la importancia de la industria cultural en sus países. Así, para Woods, durante su intervención en la sala Campoamor del Congreso, el sector de los contenidos culturales genera «conocimiento» y se trata de un ámbito «ampliamente conocido» como un «recurso importante de los países desde la perspectiva económica, social y cultural», por lo que ha considerado que la propiedad intelectual «se ha trasladado» al «centro de la economía mundial».
Aportación al empleo
Por su parte, el consejero de Economía de la Embajada de Estados Unidos, ha resaltado que «ni España ni Estados Unidos» se pueden «permitir el lujo» de pasar por alto la aportación en la creación de empleo por parte de la industria cultural. «Existen pocas áreas de cooperación más importantes que la protección de los derechos de propiedad intelectual e industrial», ha destacado Smith al tiempo que ha añadido que en Estados Unidos la innovación es un «factor primario». Para el diplomático estadounidense, sin la protección de la propiedad intelectual en su país los españoles no «hubieran podido ver» a artistas como Benyocé actuar en nuestro país. «La protección de la propiedad intelectual permite que los artistas, investigadores o autores puedan ganarse la vida y seguir compartiendo su talento con nosotros».Nicolas Peyre, consejero de Industrias Creativas y Culturales de la Embajada de Francia, ha destacado que la cultura forma el «ADN» de su país.