CULTURA Y PATRIMONIO
Cuando León ‘acristaló’ Sudamérica
Los maestros vidrieros de la Catedral exportaron su genio a decenas de iglesias de España y América
León colonizó algunas catedrales de Sudamérica. Eran los tiempos en los que la ciudad era una auténtica potencia en vidrios. La magna restauración llevada a cabo a finales del siglo XIX en la Catedral exigió la creación de un importante taller de vidrieras. Concluida la rehabilitación del templo gótico, que a punto estuvo de desplomarse entero, los maestros vidrieros exportaron sus conocimientos a iglesias y catedrales de España e Hispanoamérica.
Los expertos de la época creyeron que ningún español sería capaz de reparar todas las vidrieras de la Catedral leonesa. Era una tarea colosal: clasificar miles de trozos guardados en cajas, componer los dibujos hechos sobre cartones... Una superficie de 800 metros cuadrados de vidrieras. En 1897, a las órdenes del arquitecto Juan Bautista Lázaro, ‘remendaron’ 31 ventanales que formaban 285 vidrieras, más los dos rosetones de los lados norte y sur. Al año siguiente, rehicieron 45 vidrieras de las capillas laterales; y en 1899, se hicieron las nuevas para las ventanas donde no había o cuyos restos no se conservaban. La experiencia hizo que medio mundo pusiera los ojos en el llamado Taller de Vidrieras Artísticas, dirigido por el maestro Guillermo Alonso Bolinaga, que realizó los vitrales de la catedral de Concepción (Chile). Nada menos que 120 paneles, diseñados por el artista riojano Alejandro Rubio Dalmati, amigo de Picasso y Gabriela Mistral. Republicano y ateo, Dalmati encontró en la Iglesia un filón para su creatividad. De León salieron también las vidrieras que este artista diseñó para la catedral chilena de Talca, reconstruida íntegramente en 1928 tras un terremoto que arrasó la ciudad.
Los encargos
El taller de Bolinaga recibió en 1897 el encargo de realizar las vidrieras de la iglesia neogótica de Nuestra Señora de la Asunción en Torrelavega. En 1908 los maestros vidrieros leoneses construyeron varios vitrales para la parroquia de San Marcelo. Asimismo, la basílica de Covadonga tiene el sello del taller de vidrieras leonés, como la iglesia de Caldas y la galería del palacio del marqués de Canillejas, conocido como el palacio de Valdesoto.
Los ‘pedidos’ eran incesantes. También fueron requeridos para realizar vidrieras destinadas a las catedrales de Astorga, Santiago y Vitoria. Igualmente, los maestros leoneses colocaron las vidrieras del claustro y la capilla del Santísimo Cristo de la catedral de Burgos, así como en la iglesia del Buen Pastor de San Sebastián, la iglesia de Ribadeo, las de la casa de los Fernández Leza de Valladolid y la iglesia de los Agustinos de Buenos Aires. Bolinaga creó las vidrieras para los edificios erigidos en Madrid por Juan Bautista Lázaro, que fue arquitecto de la Catedral de León.
Tras fallecer Bolinaga en 1916 el taller apenas sobrevivió unos años.