Diario de León

MINORÍAS ABSOLUTAS

Cinismo estival

Publicado por
RAFAEL SARAVIA
León

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Decía Henry Louis Mencken, periodista y crítico social conocido como ‘el Sabio de Baltimore’, que un cínico «es un hombre que, en cuanto huele flores, busca un ataúd alrededor». Y a veces me ocurre que creo ver olfateadores profesionales al acecho de un difunto que todavía tiene categoría de proletario.

Dice el PP gallego que abrir los comedores escolares en verano para las familias con menos posibilidades, esas en las que muchos niños sólo hacen una comida buena al día gracias a este recurso público, no es adecuado. Argumentan, entonces, que se daría demasiada visibilidad a la pobreza y eso podría levantar casos de discriminación.

Qué tiempos... me acuerdo cuando era más joven, que la discriminación venía porque uno no podía permitirse unos pantalones Bonaventure, y la moda imponía sus golpes juveniles. Uno se conformaba con los que le diese el abuelo, y a correr. Crecemos intentando dejar atrás la penuria y nos encontramos con que la penuria ha corrido más que uno, y se encuentra en primera fila y con todo lujo de detalles expuestos a pie de pueblo.

Pero la discriminación ha cambiado mucho. Los que la sufren prefieren no comer a ser expuestos, parece ser. Prefieren la dignidad del hambre en vez de la justa paga para poder comer. Prefieren no llamar la atención, y tal vez por eso trabajan más que nunca a cambio de un salario ridículo que no cubre los mínimos, para no ostentar ni dar el cante. Eso es lo que prefieren, no porque lo digan ellos, sino porque los señoritos saben exactamente lo que quieren sus subordinados, y así nos lo hacen saber.

Tal vez por eso mismo, para no ser nadie más que otros, nuestro benévolo gobierno ha querido medidas fiscales igualitarias. Bajando los impuestos a todo el mundo. Con rebaja sustancial a las grandes rentas. Así una persona que sobrevive con apenas trescientos mil euros al año, tendrá la gran ayuda de nuestro Estado que le hará tres mil euros más rico. Por si no llega a solventar la discriminación y la visibilidad de la pobreza. Realmente igualitario, sí señor.

No puedo tratar temas como este si no recurro a la risa vergonzante, a esa que la rabia intenta contener. Al cinismo más atroz que levanta escamas en la piel del que sufre la pobreza diaria.

Este cinismo, este tratar por igual al que tiene uno y al que tiene un millón. Esta manera de salvarse el culo a pesar de que caigan niños y familias enteras en la desgana y el descrédito hacia una casta política desvirtuada, esta manera de entender la igualdad... desespera y genera impotencia. Ya sólo con cinismo puede uno depurar la ira.

Pero el calor aprieta, y las opciones para reivindicar un poco de seriedad a quien gobierna también. La frívola frase que se permiten los dirigentes gallegos no ha de quedar en simple rabia. Al menos señalémosles como lo que son. Decía Oscar Wilde, y así acabo: «Cínico: un hombre que sabe el precio de todo y el valor de nada».

Pues ahí queda.

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