Diario de León

MINORÍAS ABSOLUTAS

Señor cetrino

Publicado por
RAFAEL SARAVIA
León

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Hay señores que almidonan el escrúpulo hasta volverlo parte tan ajena a la piel que apenas saben de su existencia. Hay señores para los que el dolor sólo es una fuente de dinero. Hay señores cuyos apellidos riman ofensivamente con la dignidad.

Decía Juan de Yepes: «Y me abatí tanto, tanto, tanto, que subí tan alto, tal alto, tan alto». Y ahí están los miles de dependientes, abatidos y denostados hasta tal punto... que sólo les queda subir, indignarse, rebelarse ante la atrocidad que ciertos señores hacen desde ese lugar calumniado que supone la función pública.

Por si no saben de que hablo, hace nada se han destapado nuevas conversaciones de una trama por la que ciertos señores de la comunidad valenciana, querían llenar sus residencias privadas con personas con grados de dependencia, a costa de que, a través de la extorsión, el gobierno dejase de dar ayudas los dependientes que viven con sus familias. Este retorcimiento, esta vuelta de tuerca a la moral y al civismo, no me provoca otra opción que hacer rimas con el señor en cuestión.

Una manera de limpiar la conciencia y poder dormir en la noche, donde los sobres de dinero vienen manchados de tantísima indecencia, donde la posibilidad de vivir se pone en juego y, pese a todo, las barrigas gordas claman como el saturno de Goya más carnaza... más hijos del pueblo en favor del hambre de poder; esa manera es la que la justicia no acaba de perseguir de manera ejemplar.

No puede ser que nos enteremos que estas barbaridades se midan con el descrédito y la frivolidad con la que se hace actualmente. Donde robar en un supermercado tiene mayores consecuencias que arruinar a cientos de personas.

Un 9 de julio, allá por el año 1955 el filósofo Bertrand Russell y el físico Albert Einstein firman el Manifiesto Russell-Einstein. En las primeras páginas, aparece lo siguiente: «La perspectiva de la raza humana se ha oscurecido más allá de cualquier precedente. La humanidad se enfrenta a una clara alternativa: O bien morimos todos o bien adquirimos un ligero grado de sentido común. Un nuevo pensamiento político será necesario si se quiere evitar el desastre final».

Hay engendros, aspirantes a pocilgas con más mierda que atrapar... y debe haber hombres, de estado, que sepan y luchen en favor de un pensamiento político que, como dice ese mismo manifiesto, nos haga: «Recordad vuestra humanidad y olvidad el resto».

Por eso, a todos los señores cretinos de Valencia, Andalucía, Castilla y León o cualquier otro lugar, esos que sienten que la dependencia es una mercancía con la que hacer dinero, les debemos ofrecer la puerta de la pocilga, la de atrás, y dejar los lugares del pueblo, y los intereses del pueblo, en manos de hombres y mujeres con un pensamiento político nuevo. Debemos dejar de dar margaritas a los cerdos. Debemos enseñar a leer a quienes no saben sentir vergüenza propia. Después de abatirnos... debemos subir... subir alto, alto, alto.

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