Un juez leonés en Azpeitia

Escenas de género, paisajes y ambientes de hace un siglo. Las imágenes estaban en un cajón hasta que el azar hizo que se encontraran.

El joven juez leonés Vicente Crespo fue destinado a los juzgados de Azpeitia en 1906. Aficionado a la fotografía, dedicó el tiempo que le quedaba libre entre pleito y pleito al desarrollo de su afición, lo que le permitió captar diversas imágenes en Azpeitia y su entorno más inmediato. Ahora, el Museo Vasco del Ferrocarril ha permitido redescubrir este pequeño tesoro al darse la circunstancia de que uno de los biznietos de Vicente Crespo, Alberto García Álvarez, es ferroviario. Buceando en el archivo familiar pronto encontró sus negativos pero también sus textos, ya que dejó escritos sobre lo que él denominaba su Rodaje profesional y que en concreto custodiaba su sobrino Gregorio García Crespo, también magistrado.

Nacido en Santa Coloma de Somoza en 1879, Crespo terminó su carrera política como magistrado del Tribunal Supremo, donde intervino en varios procesos de gran transcendencia, como los sucesos de Casas Viejas y los procesamientos de Azaña y José Antonio Primo de Rivera, así como en la legalización de Falange Española. Además de las imágenes, Vicente Crespo dejó escrito un diario en el que plasmó pasajes y costumbres de la época: «Me tocó intervenir en bastantes sumarios de matiz político, por luchas de partidos que preponderaban en la región vasca, primero entre carlistas e integristas y después entre éstos y los vizcaitarras-separatistas, al fundar estos últimos los célebres Baxoquias , especie de casinos, en donde se reunían para la propaganda y difusión de sus ideas nacionalistas que prendían con gran entusiasmo y ardor...»

También se refiere en los escritos a tradiciones como las apuestas de hachas, el arrastre de piedras o las peleas de carneros. Y, por supuesto, se refiere Vicente Crespo a la lengua propia de aquella tierra: «En las villas se chapurreaba el castellano, sobre todo las mujeres más que los hombres, debido a que aquellas, de jóvenes, salían al servicio doméstico a Bilbao y San Sebastián, en donde el lenguaje de Castilla era más corriente. En el ejercicio de la profesión tenía que valerme de un intérprete, que era el oficial del Juzgado».

Las imágenes conservadas en la casa natal de Vicente Crespo entrañan una visión de Azpeitia tan emblemática que han constituido el centro de una exposición en el Museo Vasco del Ferrocarril. Así lo explicaba el director del Euskotren, Íñigo Palomino: «Podemos descubrir sorprendentes imágenes de una Azpeitia anterior a la llegada del ferrocarril. Pese a que ha transcurrido más de un siglo, algunos lugares retratados por su antecesor nos resultan, todavía, familiares. En otros, el paso del tiempo los hace irreconocibles».