El territorio comanche
Crítica de televisión mikel labastida
El curso televisivo comienza cuando los pies de Ana Rosa regresan a los pasillos de Telecinco. En ese momento todo el gentío catódico se cuadra ante la gran reina y asume que la rutina y la normalidad han regresado a sus vidas. Ayer, sin embargo, algunos se vieron contrariados cuando Ana Rosa no solo no se presentó en los estudios de Fuencarral, sino que se hizo un territorio comanche y se fue a Gaza para iniciar la nueva temporada de su matinal.
Allí improvisó un plató ante un fondo bien repleto de escombros (con las guerras, ya se sabe) y trató de poner orden a su manera entre israelíes y palestinos. En los rótulos sobreimpresos en la pantalla anunciaban que la presentadora estaba descubriendo la otra cara de la guerra. Nada menos
Nos guste poco o mucho todos somos esclavos de la imagen que proyectamos a los demás y la de Ana Rosa tiene más que ver con una señora de bien que organiza tea parties en casa que con una reportera aguerrida curtida en las trincheras. Ella lo sabe, su equipo lo sabe y, por supuesto, los directivos de Telecinco también lo saben.
Por eso nadie se extrañaría ayer cuando, durante la emisión del programa, en las redes sociales se sucedían las bromas, mofas y críticas al ver a la periodista de enviada a Palestina. Más bien apostaría que era el efecto que esperaban. Lo importante siempre es que hablen de uno. Bien o mal da lo mismo. Si la intención era promocionar a lo grande el regreso de la Quintana tras sus vacaciones estivales no pudieron hacerlo mejor. El objetivo se cumplió sobradamente. Si lo que pretendían era realizar un especial en el que se analizase de manera pormenorizada las claves del conflicto varios días después de firmarse la tregua quizá habría sido mejor enviar a un reportero anónimo sobre el que no pesasen tantos prejuicios y cuya imagen no pudiese enturbiar los fines informativos. Supongo que la estampa de Ana Rosa entre cascotes era demasiado poderosa como para renunciar a ella
Hoy toca el regreso de Jorge Javier. Lo hará desde su plato habitual de ‘Sálvame’. A nadie se le ha ocurrido desplazarlo a Siria. Afortunadamente. Creo.