Las cuevas de Altamira tendrán visitas al menos hasta 2015
El Patronato del Museo de Altamira decidió ayer mantener la autorización de «las visitas experimentales» a la cueva, al menos hasta febrero de 2015. Será entonces cuando se disponga «de datos de un ciclo anual desde el inicio de las visitas» y se valore de nuevo el efecto de la presencia humana, que se juzga hoy como «prácticamente imperceptible». Se optará entonces por «interrumpir, mantener o modificar el número de visitas» según se explicó desde el ministerio de Cultura. El impacto de las visitas ha sido «mínimo en las condiciones ambientales» asegura el estudio de los expertos que vigilan la conservación de la pinturas de las cuevas desde 2012. «El cierre de la cueva no detendría los procesos de deterioro», aseguran los especialistas, de modo al menos cinco personas cada semana podrán seguir disfrutando de la llamada ‘Capilla Sixtina del arte rupestre’.
Diego, junto al Secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle y el director de la investigación, Gaël de Guichen, daban a conocer al término de la reunión del Patronato las conclusiones del informe que confirma los análisis previos de Guichen y destaca que la acción humana «no es definitiva» a la hora de evaluar los principales riesgos para la conservación de las pinturas rupestres. Se juzga como «mínimo» el impacto de las visitas en una cueva cuyo estado es «frágil pero estable».
Visita experimental
Se decidía así mantener las visitas experimentales «para ampliar los estudios» y valorar de nuevo en seis meses el efecto de la presencia humana en la cueva y las pinturas rupestres. Durante los primeros seis meses en los han tenido lugar las visitas, «no se ha detectado ninguna relación evidente de causa/efecto entre la presencia de investigadores y visitantes y la pérdida de pigmentos», subraya el Ministerio de Cultura, que seguirá financiando el Plan de Conservación Preventiva hasta septiembre de 2017. El informe confirma lo avanzado antes por Gaël de Guichen, el experto en conservación al frente del grupo de investigación, quien había reiterado como las visitas en grupos de cinco personas «son poco agresivas».