Diario de León
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Opinión | rosa belmonte

Leo en Hoy Cinema que los responsables del negocio audiovisual de ‘Bridget Jones’ se están planteando no contar con Renée Zellweger en la siguiente entrega. Porque ya no se parece a Renée Zellweger. La noticia (la tontería) viene publicada en el británico ‘Daily Star’. Una melonada, sí, pero da juego para escribir. Para seguir con el disparate, se informa de que su sustituta podría ser Reese Witherspoon. Digo yo que más se parecerá Renée Zellweger a sí misma que Reese a Reneé, por mucho que los nombres sean similares. Tampoco es que la tradicional intérprete de Bridget se haya convertido en la Stephanie Harper en Retorno a Eden después de que la mordieran los cocodrilos y tuviera que someterse a cirugía plástica. Y vamos a ser serios: Renée Zellweger ha mejorado. Ya no tiene la cara de pan de carrasca. Este asunto es una percha para reflexionar sobre el difícil envejecimiento de las mujeres en la televisión y el cine. Aunque todavía queda esperanza.

Sólo hay que mirar la diferencia entre dos actrices de Friends que se llevan un año. Courtney Cox, que hace Cougar Town, tiene una cara que ya casi no se diferencia de otras. De hecho, de tanto retocarse ahora se parece a Amy Brenneman (sin embargo, esta, de la misma edad, tiene unos primeros planos en The Leftlovers que evidencian su edad y su razonable paso del tiempo). La otra actriz de Friends es Lisa Kudrow (1963). En ‘Web Therapy’ luce aspecto juvenil. Pero en Scandal la malvada de Shonda Rhimes la muestra como la señora de mediana edad que es. El problema de Courtney Cox, de Madeleine Stowe, de Mary Louise Parker o de Stockard Channing es que nunca podrán interpretar a una señora mayor en series históricas. Miren a Maggie Smith en Downton Abbey y a Emma Peel en Juego de Tronos. Viejas con aspecto de viejas. Frances McDormand, cuya estupenda miniserie Olive Kitteridge estrenó el lunes Canal +Series, también va a poder hacer de señora mayor. Renée podrá seguir haciendo el tonto.

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