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Publicado por
RAFAEL SARAVIA
León

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L a primera igualdad es la equidad, decía Víctor Hugo. Pero ya saben... esto tan sólo son palabras de escritores y pensadores trasnochados.

Resulta que ahora vienen unos tipos, todos rojos deben ser ellos, que le acaban dando la razón a formaciones como Podemos o IU —incluso a Víctor Hugo, fíjense ustedes—. Estos tipos vienen a decir que para que aumente el producto interior bruto de un país, hace falta grabar más impuestos a las grandes fortunas. Es decir, disminuir la ratio de pobres-ricos que existe en ese país. O dicho de manera más exacta: disminuir las desigualdades socioeconómicas aumenta el poder de un país. Esos tipos no son otros que los expertos de la OCDE.

Fíjense ustedes. Estos locos de Podemos o IU acaban siendo adivinos premonitores, en sus programas, de un informe que ha salido hace un par de días. Y resulta que ese informe, escrito, desarrollado y corroborado estadísticamente por unos tipos –repito, han de ser unos rojos de cuidado- que representan a las grandes potencias mundiales, no dice otra cosa que las políticas de recortes sesgados y dirigidas exclusivamente a la población, han abierto una brecha de desigualdad enorme que afecta significativamente al producto interior bruto de cada país. España es de las más paradójicas. Fíjense: Entre el año 1985 y el 2005, España redujo las desigualdades entre ricos y pobres y fue de las que más aumentó su PIB. Por el contrario, con las políticas recientes, entre el 2007 y el 2011, España ha sido el país de la OCDE que más ha aumentado las desigualdades. Su índice Gini (índice que va de 0 a 1 por el cual se mide el grado de desigualdad económica entre los individuos de un país) pasó de 0,306 a 0,344 mientras en el conjunto de los 34 miembros pasaba de 0,314 a 0,315. Ahí es nada. Al final, va a parecer que los nuevos gurús económicos están en las filas de formaciones políticas que le tienen menos miedo a las oligarquías económicas y saben que, sin acabar con los ricos, se puede acabar con la pobreza.

Tan sólo hace falta voluntad política, conciencia social y apretar un poquito a los que más pueden aguantar una vuelta de tuerca. Seguirá habiendo ricos, pero dejará de haber pobres. Si a todo esto le sumamos una purga ejemplar en los estamentos donde la corrupción ha diezmado las arcas y la confianza pública, dejando a jueces como el señor Ruz hacer su trabajo sin dilatar más los procesos judiciales y la paciencia ciudadana, si empezamos a creer y actuar a favor de la independencia de los tres poderes (que ahora no existe, a pesar de los pesares), entonces, sin duda, acabaremos viendo como no es tan descabellado pensar que la viabilidad política y social de nuestro país no depende sólo de dos partidos.

Hay propuestas nuevas que nos encaminan hacia un nuevo modelo social y vital. Estoy convencido de que ese sueño de cambiar de orientación para mejorar nuestro país es posible, no es en absoluto un mal augurio. Pues como dijo Yeats: en los sueños comienza la responsabilidad.

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