«Son momentos de mirar para adelante y de no frenar»

Neuman es de esas propuestas que despiertan la exclamación inusual de «¡pero quiénes son estos!». Aquellos conciertos en su irrupción en la capital producían ese grato efecto. Subterfuge, su compañía, los protegía como oro en paño pero con vocación de darlos a conocer con la confianza de jugar sobre un valor seguro. Los hechos no han hecho sino superar las previsiones más optimistas. Son prolíficos pero no hacen discos como churros. Sus canciones tienen algo de himno colectivo pero no son hits al uso. Y sus conciertos, últimamente, llenan allá por donde pasan y se convierten en un idilio apasionado entre público y artistas, aunque no hay concesiones sino canciones que pueden circular por territorios ruidistas o de alta simplificación sonora. Algo de difícil clasificación entre los parámetros del rock y el pop. Y «cómo canta este tío», también es de lo que se oía en esa más que agradecida aparición. Y en acústico es como llega Neuman, hoy, al Espacio Vías dentro de esas sesiones secretas que desde el Bar Belmondo no hacen más que crecer.

—De octubre para acá casi cuarenta conciertos, incluyendo 2015. ¿Tiene la sensación de que es el momento de pisar el acelerador, abarcar al máximo y sembrar tanto reconocimiento como aceptación?

—Así es, se han ido sumando fechas a la gira y es muy probable que acabe con cerca de 100 conciertos. Es momento de dar todo lo que uno tiene, de no parar, aunque en este sentido es verdad que llevo cuatro años, creo, sin parar ni un solo día... Son momentos de mirar hacia adelante y no frenar, sin duda.

—También en cuanto al directo, la suma de público está siendo muy significativa, tanto como para, por ejemplo, en Madrid, pasar a salas de más aforo. ¿En esto uno se pone techo?

—No es bueno ponerse techo ni metas. Mi filosofía siempre ha sido intentar mejorar, hacer las cosas mejor de lo que lo hiciste ayer, pero sin pensarlo, solo con esa actitud. Sin duda, cada vez que hemos ido a Madrid a tocar hemos ido subiendo de público, esta vez fueron 1.000 personas, la anterior 350, así piensas: ‘¿la próxima serán 2000?’ En fin, es mejor no pensarlo y seguir trabajando y haciendo canciones, que es lo que sé hacer.

—Lo bueno de todo esto es que luego el que vaya a ver a Neuman no se va a encontrar con un producto con vocación masiva, sino con una propuesta con personalidad. Y, sin embargo, funciona... ¿Podría decirse que lo que ofrece Neuman es innegociable?

—Un ¡sí! rotundo. Y me alegro que hagas mención a esto. If es un disco arriesgado y que esté teniendo tanta repercusión es algo que valoramos infinitamente. En nuestros conciertos pasa lo mismo y la gente nos lo agradece mucho.

Proceso creativo

—Desde la composición a la puesta en escucha a la gente, ¿es un proceso complicado? ¿Cómo llegan las canciones?

—Por educación musical de lo que has vivido y te han contado siempre piensas que lo que haces en el disco es lo que hay que hacer en directo. Aquí yo no lo veo así y en los conciertos de Neuman cambian muchas cosas respecto al disco. Para mí, un directo es distinto y personalmente me gusta mucho la improvisación, en las partes finales de los conciertos entra mucho en juego esto. También hay canciones como Too Pretty que en el disco transmiten exactamente lo que sentía en ese momento, pero después en directo cambian, y ganan mucho a mi forma de ver. La interpretamos de una forma más delicada por un lado al principio y mucho más bestia al final.

—Lo de soportar el sambenito de grupo de culto (se dice mucho) ¿no es una carga pesada?

—La etiqueta de grupo de culto creo que siempre nos acompañará. Para nosotros es un piropo. Neuman cada vez llega a más gente con la actitud que siempre ha rodeado su música.

—¿Coinciden sus opiniones y percepciones sobre sus canciones con las de los que les escuchan? ¿O hay factor sorpresa?

—Hay de todo y al final se llega a la conclusión de que somos un grupo de rock, o pop... En fin, es difícil por suerte encasillarnos.

—Compone mucho. O le salen muchas canciones... ¿Su propia evolución le llevará a otros terrenos o ahora mismo está asentado en una forma de componer que todavía tiene que dar mucho de sí?

—¡Las dos cosas! Esto es algo que ahora me pregunto a veces. Ahora tengo nuevas canciones y no sé por qué camino me van a llevar, la verdad. También es cierto que nunca había tenido tantos conciertos en un año y esto te quita tiempo, necesito un poco de tranquilidad para ver y ordenar todas esas ideas, y sobre todo para darme cuenta realmente de dónde me están llevando estas nuevas canciones.

—¿Cómo llevan lo de ser músico en estos tiempos?

—Con la misma ilusión de siempre, son momentos difíciles para todo, por suerte no nos podemos quejar y es motivo para sentirse orgulloso.

—Ya que están en una gira tan intensa, la gente se imagina que todo es una fiesta. ¿A qué dedica el tiempo que le queda cuando está en una ciudad?

—A dormir, comer y poco más. Entre pruebas de sonido, viajes y mil cosas más no hay tiempo para ver las ciudades. Es algo que muchas veces comentamos, pero todo merece la pena solo por las dos horas que pasas tocando en el escenario.

—¿Qué sabe de León, donde toca esta noche?

—León es una ciudad que siempre nos ha tratado de lujo. Los promotores que allí nos llevaron, Eva, Juampa, etc., hicieron que le tengamos cariño a la ciudad. El concierto de hoy será un concierto muy bonito.

Lugar: Espacio Vías.

Hora: 21.30.

Entradas: 10 euros, 8 las anticipadas.