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Unos Oscar en busca de autor

González Iñárritu puede repetir la hazaña de su compatriota Alfonso Cuarón.

Valla de los Oscar con el actor Neil Patrick Harris.

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oskar l. belategui | madrid
León

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El año pasado 43 millones de americanos vieron la gala de los Oscar. Como descubre el New York Times, la cifra significa que se sentó más gente frente al televisor que espectadores tuvieron las películas que competían. ¿Interesa más el circo del cine que el cine en sí? Cuando esta noche se despliegue la alfombra roja en el teatro Dolby de Los Ángeles (Canal Plus, 2.30 horas) el mundo estará más pendiente de los modelitos de las actrices y de los chistes del show que del resultado del palmarés.

La existencia de ocho candidatos al Oscar a mejor película rebaja la tensión. ¿Ganará Birdman o Boyhood? No parece importar demasiado porque ambas son producciones independientes rodadas con cuatro perras.

Ambrosía para la crítica pero rarezas para el espectador medio, ese que correrá a disfrutar con el Eastwood militarista de El francotirador. Alejandro González Iñárritu parte con ventaja en las casas de apuestas.

Ha ganado todos los premios de los sindicatos y de los críticos por su divertidísima crónica del estreno teatral de una obra en Broadway, con la que un actor que años atrás triunfó como superhéroe quiere ganarse respetabilidad. Rodada en un único (falso) plano-secuencia y casi sin salir del teatro, Birdman se ríe del ego de los intérpretes, de los críticos amargados y de Hollywood. Es una sátira ácida y frenética, que puede agotar al espectador no avisado que no entre en el juego. También es un recital actoral de su protagonista, Michael Keaton, que acaricia ya el Oscar por enfrentarse a este juego de espejos: al igual que el protagonista, Keaton también vivió su decadencia tras ser el primer Batman a las órdenes de Tim Burton.

En clave mexicana

El Premio del Sindicato de Directores le asegura en cierta medida el Oscar en esa categoría a Iñárritu. Repetiría la hazaña de su compatriota Alfonso Cuarón la edición pasada con Gravity en un nuevo triunfo de cineastas mexicanos en Hollywood. En 67 años de historia, el ganador del Sindicato de Directores se ha hecho siempre con la codiciada estatuilla. Los 20 millones de dólares que costó Birdman convierten el filme en una superproducción si lo comparamos con su principal rival, Boyhood. Su director Richard Linklater la rodó en sus ratos libres durante doce años con la ayuda de amigos actores que hacían un hueco en sus apretadas agendas y cobraron el sueldo mínimo establecido por los sindicatos: cuatro dólares y medio la hora. Era la única manera de capturar la vida y asistir al crecimiento en pantalla del chaval protagonista, al que conocemos de crío y despedimos cuando ingresa en la universidad. Linklater ha conquistado el corazón del público con un drama colosal, profundamente emotivo y humano, un relato muy americano que no sería nada improbable que coronase a Richard Linklater esta madrugada (hora española).

Demasiado ‘artie’

El gran hotel Budapest empata a nueve candidaturas con Birdman, pero no suena favorita como Boyhood. La casa de muñecas de Wes Anderson fantasea con una Europa soñada de entreguerras y homenajea a Lubitsch. Se mueve en un registro cómico y resulta visualmente deslumbrante. En resumen, demasiado artie para el Oscar. Si la taquilla fuera quien decidiera el palmarés no habría dudas: esta edición sería la de Clint Eastwood, que con El francotirador lleva camino de alcanzar los 400 millones de dólares en todo el mundo. Las dudosas hazañas del tirador de elite Chris Kyle, un as en combate y un desastre en casa, han originado una rentable polémica que no es nueva en la filmografía del autor de El sargento de hierro, tan pronto liberal como filofascista.

Michael Keaton llevará ensayado su discurso de agradecimiento. Solo pueden aguárselo los dos protagonistas de sendos biopics, historias de superación basadas en hechos reales, tan del gusto de los académicos veteranos. Benedict Cumberbatch y Eddie Redmayne -británicos para más inri- encarnan respectivamente a dos héroes torturados en The Imitation Game y La teoría del todo: Alan Turing, el matemático que descifró las comunicaciones nazis durante la guerra, y Stephen Hawking. Entre las actrices, la ganadora está más clara: Julianne Moore.