Tesoros que se guarecían bajo los Principia

Monedas, material militar, cerámicas, basas... Los trabajos arqueológicos realizados en 2004 en el solar de la calle San Pelayo —que acoge los vestigios de los Principia— exhumaron decenas de piezas arqueológicas que atesora el Museo de León a la espera de que la arqueóloga que dirigió las catas presente las conclusiones de la excavación. Estos vestigios aún no han sido datados. Sin embargo, puede decirse que las monedas son romanas por cuanto que la escasa consistencia de las medievales hace que su pervivencia sea muy escasa. También hay numerosas piezas pertenecientes al equipo personal de los legionarios. Hay que recordar el gran número armaduras que aparecieron en el solar de Santa Marina. Los restos se concretaron en flejes de hierro con pequeños remaches de bronce formando la conocida como lorica segmentata. Asimismo se han localizado otro tipo de armaduras, como las que están formadas por pequeñas escamas (lorica squamata) y la cota de malla (lorica hamata) realizada por pequeñas anillas enlazadas unas con otras. También han aparecido dos basas y numerosas piezas de cerámica, tanto de datación romana como medieval. El juez del Contencioso-Administrativo número 1 de León,, Luis Alberto Gómez García, aseguraba el miércoles que la sentencia sobre el futuro de los Principia se fallaría en un periodo de tiempo no superior a los 15 días. Se terminará así el limbo legal para una parte fundamental del yacimiento romano de León, el que acoge los restos del cuartel general de la Legio VII Gémina. Descubierto en 2004, su pervivencia ha sido constantemente amenazado por una serie de decisiones institucionales y políticas de difícil justificación.

Llama poderosamente la atención, por ejemplo, el hecho de que un descubrimiento de tanta importancia arqueológica fuera minusvalorado por el organismo encargado de velar por la protección del patrimonio. Y es que la Comisión Territorial de Patrimonio decidió —el 22 de abril de 2004— que no merecían ser conservados. No era la primera vez que una polémica decisión de este organismo dependiente de la Junta autorizaba la «liquidación» de importantes restos arqueológicos. Con anterioridad, la comisión había permitido derribar varios metros de la muralla medieval para hacer el aparcamiento subterráneo de la plaza Mayor. La Junta debió tomar buena nota de estos «atentados», que sacaron a la calle a cientos de leoneses en protesta por la posible destrucción de los Principia, y puso en marcha una auténtica criba en la Comisión Territorial de Patrimonio.

Frente a un equipo de jefes de servicio que, al carecer de los conocimientos necesarios para evaluar la importancia de unos restos arqueológicos como los Principia, sólo tenían como referencia el dictamen del arqueólogo territorial, Julio Vidal, la Junta dio paso a más voces autorizadas.

Fue entonces cuando la Junta recondujo este organismo abriendo la puerta a arqueólogos e historiadores independientes y de otras instituciones tienen que, desde entonces, tienen un sitio en la citada comisión evaluadora.