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EL ESTADO DEL PATRIMONIO

El Cabildo arreglará la girola sin ayuda de la Junta, que adeuda 300.000 euros

Restaurar los arbotantes y contrafuertes de la girola supera los 800.000 euros, que saldrán de la taquilla

Vidrieras de la Catedral de León

León

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La Catedral siempre tiene obras urgentes. Tras el arreglo de la Torre Sur, que concluía ayer y que se acometió tras el desprendimiento de un gran bloque que desató la alarma, el Cabildo pretende meterse ahora con la girola. Ha encargado ya el proyecto al arquitecto conservador del templo gótico, Mariano Díez Sáenz de Miera.

Los trabajos se centrarán en reparar los arbotantes y contrafuertes o botareles de otro de los puntos ‘sensibles’ del edificio. El presupuesto, según calcula el administrador de la Catedral, Mario González, superará los 800.000 euros.

El Cabildo destinará a esta intervención parte de los fondos que recauda de la taquilla —los 5 euros que cuesta entrar en la Catedral—. González afirma que la Junta aún no ha pagado los 150.000 euros que comprometió en 2014 e idéntica cantidad en los presupuestos de este año para el Sueño de la Luz. La Junta no lo desmiente.

No será la única obra que acometa el Cabildo. Con ayuda de la Diputación tiene planeado restaurar también media docena de pináculos del claustro.

De momento, la empresa Esoca está inmersa en la recuperación de la vidriera N-XIII y, cuando concluya, desmontará y restaurará la S-XIII.

El director general de Patrimonio, Enrique Sáiz, prometió en enero, cuando realizó una visita de urgencia a León tras el desplome de un vierteaguas que puso en evidencia la fragilidad de la Torre del Reloj, la creación de un «plan especial de mantenimiento de la Catedral». Lo prometió y su fue. No dio plazos de su puesta en marcha ni el presupuesto. Dos meses después, el citado plan sigue siendo un misterio.

Sáiz había anunciado la redacción de un plan especial para reforzar la vigilancia en las partes más sensibles. El deán, Antonio Trobajo, le adelantó cua´les son ‘puntos débiles’ del edificio: el claustro y el hastial sur, donde desde hace cinco años hay una marquesina instalada con el fin de averiguar la estabilidad de esta zona del edificio.

La catedral de Burgos anunciaba hace unos días que en 2017 concluirá la rehabilitación integral del templo, tras 23 años de obras. En León, en cambio, no ha habido un programa de restauraciones, sino que se han ido reparando zonas, en ocasiones, ‘al límite’, cuando desprendimientos de piedras y gárgolas delataban la desatención del primer monumento leonés.

Para quedarse de piedra

La Junta sigue sin pronunciarse tampoco sobre las 23 estatuas góticas apeadas del pórtico en julio de 2009 y trasladadas al claustro por su delicadísimo estado de conservación. La administración autonómica se ha escudado, para justificar el ‘abandono’ de las esculturas durante seis años, en que estaban pendientes los estudios y análisis sobre la degradación que sufren las tallas. Lo cierto es que sigue sin decidir cómo restaurarlas, cuál será su ubicación definitiva —ya que el claustro no libra a los santos de los rigores climatológicos de León— y si realizará réplicas (en piedra o resina) para que el pórtico de la Catedral vuelva a estar ‘habitado’.

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