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Johnny Cifuentes. líder de burning

«En los grupos nuevos echo de menos sangre, sudor y lágrimas»

Burning, la gran leyenda del rock español, llega esta noche al Espacio Vías con Johnny Cifuentes a la cabeza, nuevo disco, ‘Pura sangre’, y una gira cargada de reconocimientos y las entradas agotadas.

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pacho rodríguez | león
León

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Burning llega hoy a León por la puerta grande. Y Rock Nación, que celebra aniversario, Carlos Balacera (Juan Carlos Morán) y LP Producciones son los artífices de este regreso legendario. Pero lo de la puerta grande no es gratuito. Porque Johnny Cifuentes y los suyos no tienen nada que ver con vueltas oportunistas. Ellos no se fueron nunca. No hay nada de forzado para que la banda madrileña continúe regalando directos de alta intensidad, con disco nuevo bajo el brazo: Pura sangre. Por eso, la noche en el Espacio Vías se antoja especial como las canciones de los Burning. Que son tantas, que ellos mismos cuentan que, para armar un repertorio coherente, al gusto del grupo y del consumidor, el concierto se les va a las dos horas y media.

Los leoneses Balacera, la banda más culturalista del mundo, aportarán todavía más electricidad, y habrá una presentación de un libro, el del escritor leonés Arcadio Rodríguez, titulado Las cenizas de Oradour. Y no darán las 6, pero casi... porque la fiesta tendrá continuación en el Gran Café, con una sesión de imperdibles a cargo de Manolo Volkscooter.

Johnny Cifuentes (Madrid, 1955) es la voz autorizada para hablar de todo esto. Acaricia las palabras. Disfruta del momento. Hace deporte y tiene un bar en Madrid, en Batán, que es un templo: el Cocodrilo Rock And Roll. También tiene dos hijos y aunque todo haya cambiado tanto, sin duda, estamos ante el gran maestro en activo de esta historia escrita entre humo, pianos, guitarras eléctricas y mucha noche.

—Como dice el nuevo disco, ‘Pura sangre’, se supone que sus hijos le habrán salido rockeros... ¿La estirpe continúa?

—Mis hijos hace tiempo que me dijeron: Papá, tú a tu rollo, nosotros al nuestro. Uno está en Estados Unidos con su arquitectura. Y Claudia es maestra de Primaria. Así que no es el caso. Ya tienen 27 y 25 años.

—Nada que ver, por tanto, con los años de su juventud. Tenía 20 años cuando murió Franco. ¿Cómo recuerda aquello y las bajas dramáticas que se llevó lo que venía después?

—Fernando Colomo está haciendo un documental y ahí se cuenta todo. Cuando pierdes a un ser muy querido, como era Pepe Risi, con el que trabajaba codo con codo, es muy duro. Aprendimos, y yo con él también, que hay que seguir. Y seguir haciendo buenas canciones, y buenos shows, es la mejor terapia y lo que le hubiera gustado a los que no están.

—Y ahora, cuando dan las 6 de la mañana, ¿qué sintoniza?

—Si me pilla después de tocar, rock and roll y cerveza fría. Y como esté en algún sitio, me ponen la canción. Si estoy en casa, y no tengo sueño, me pongo un rato al piano.

—Decía Antonio Vega que ustedes eran unos bestias del rock and roll. Les admiraba mucho. ..

—Y nosotros a él. Siempre decíamos que Antonio era el chico de cristal. Y, una cosa, Antonio Vega era un gran guitarrista. Todo el mundo sabe de su poesía, pero como instrumentista era muy grande.

—Por ejemplo, Víctor Coyote aseguraba una vez que el genio de aquella generación fue Poch. ¿Para usted hubo alguno?

—Te digo uno, entre muchos, que está bien vivo: Jorge Ilegal. Pero también siento respeto por Rosendo, Josele Santiago...

—¿Y ustedes qué son: pop, rock...?

—Burning siempre está al filo: ni muy pop, ni muy hard. La banda mantiene su esencia. Llevamos veinte años con esta formación. Son todos del extrarradio, del semillero del rock. Y nuestro directo es el marchamo del grupo. Invito a todo el mundo a que lo compruebe. Estamos en un momento dulce. Hirviendo. Después de de diez o doce años sin sacar nada, con 40 años de vida, lo que hacemos es eso: pura sangre. Esta es la mejor fecha para ver a Burning.

—Y Johnny Cifuentes, ¿cómo se encuentra?

—Estoy en muy buena forma, en un buen momento. Tengo alguna autopista en la cara, pero Keith Richards las tiene todas.

—¿Se cuida mucho? ¿Hace deporte?

—Intento cuidarme. Desde los 80 le cogí el tranquillo al hábito de correr. Había que quemar las noches y cogí la costumbre de hacer una hora deporte por las mañanas.

—¿Qué le parecen las nuevas bandas que van apareciendo? ¿Las sigue?

—Como tengo el bar, oigo bastante música nueva. Veo que surgen propuestas de etiquetas más blandas. Y en los grupos nuevos echo de menos lo de la sangre, sudor y lágrimas.

—¿Qué espera de esta noche en León?

—Sé que hay celebración. Y que tocamos con un grupo de allí que se llama Balacera. Creo que va a ser una noche estupenda. Yo me encargaría de poner mucha cerveza a enfriar.

—¿Qué se lleva en estos viajes de gira? ¿Tiene un plan especial para cada sitio?

—Todos sabemos que para el Norte se come mejor. Pero tiene que haber un colega que nos guíe, sino, somos más de bocata y para el hotel. No nos gustan las sorpresas desagradables. Y viajo con un poco de todo. Parezco el baúl de la Piquer. Que si altavoz para el iPhone, el Ruta 66, un libro, un taco de discos... Llevo de todo para luego no hacer mucho porque no tienes tiempo.

—¿Y esta crisis se irá?

—Nosotros nos hemos chupado momentos como estos unas cuantas veces. La música es tan grande que te hace seguir. Parece que va a cambiar algo, pero no demasiado. No será la panacea. Solamente el ingenio de todos conseguirá que salgamos de la crisis.

Lugar: Espacio Vías.

Hora: 21.00.

Entradas: 18 euros.

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