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PATRIMONIO

La ruina de tres escritoras

Las casas de Concha Espina, Rodríguez Aldecoa y Concepción Arenal están totalmente abandonadas

Ruinas del molino de Villamartín de Don Sancho, propiedad de la escritora Concepción Arenal, que pasó aquí largas temporadas

León

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Tres casas de novela de terror. Los edificios en los que vivieron y fabularon historias Concha Espina, Josefina Rodríguez Aldecoa y Concepción Arenal son hoy ruinas fantasmagóricas. Inmuebles deshabitados desde hace años, devoradas por la maleza y la ambición de sus herederos, en venta o pasto de la desidia.

La casa en la que Concha Espina, única autora leonesa propuesta para el Nobel, alumbró su novela más brillante, La esfinge maragata, está situada en pleno centro de Astorga. El actual propietario no oculta que se trata de una vivienda «para restaurar». Ha fijado un precio de 162.000 euros por un caserón de estilo maragato de 230 metros cuadrados y patio trasero. Sin embargo, el cartel de venta lleva meses colgado del balcón.

La casa donde nació en 1926 Josefina Rodríguez Aldecoa, la escritora que mejor retrató a los maestros de la República, está ‘en el limbo’. Los herederos de la autora de Los niños de la guerra y La casa gris, pusieron inicialmente a la venta el inmueble, situado a escasos metros del emblemático acueducto del Encañao, en La Robla. Hace cuatro años parte la familia —entre ellos el hermano de la escritora, Eustasio Rodríguez— anunció que convertiría la casona en un centro de actividades culturales, para reivindicar la memoria de la escritora a través de su labor pedagógica. El alcalde de La Robla, Ángel Suárez, confirmó ayer que el edificio se encuentra «muy deteriorado» y que la familia no ha hecho ninguna gestión ni por rehabilitarlo ni por convertirlo en un museo dedicado a la autora de Historia de una maestra.

El molino de Villamartín de Don Sancho, donde buscó refugio Concepción Arenal, sufre tal grado de destrucción que Hispania Nostra lo incluyó en su Lista Roja en noviembre del año pasado. La construcción apenas tiene una pared en pie. El edificio lo recibió en herencia la intelectual gallega, importante jurista y escritora realista vinculada al pionero movimiento feminista de finales del siglo XIX. Hispania Nostra denunció «la pérdida total del molino, cuyo valor arquitectónico y, sobre todo, histórico y simbólico, bien merecería su consolidación. Al menos, como señal de respeto a su antigua propietaria, una mujer extraordinaria y destacada intelectual». El molino fue propiedad del padre de Concepción Arenal, que lo heredó a su muerte. Aunque la escritora buscó la inspiración en esta construcción —de un solo piso con cocina, dormitorio, panera, cuadra y oficinas, con una superficie de 234 metros cuadrados—, su hijo acabó vendiéndolo en su nombre en el año 1879 por 7.500 pesetas (42 euros).

La Asociación de Casas-Museo y Fundaciones de Escritores (ACAMFE) pretende a través de su web (museosdeescritores.com) poner en valor inmuebles que, lejos de una visión fosilizada y erudita, «salen al encuentro de la sociedad a través de rutas literarias». De Castilla y León sólo figuran la de José Zorrilla, en Valladolid, y la de Unamuno, en Salamanca; mientras, Galicia preserva las viviendas de nueve escritores —las tres de Valle-Inclán y la de Emilia Pardo Bazán—. En León, la ruina se ha apoderado de una gran parte de las casas natales de escritores y artistas, como las de Gordón Ordás, González de Lama, José Vela Zanetti o Martín Sarmiento.

 

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