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Heliodoro Villa y Luis M. Díez componentes del grupo tambor

«El pop sigue vivo porque es un género con las espaldas muy anchas»

Estos dos experimentados músicos leoneses acaban de formar Tambor, un dúo pleno de enjundia, y de sacar a la luz un disco homónimo que aúna pop escapista, orquestero y hedonista, con gratas incursiones ‘indie’.

Tambor, en su primera actuación en directo en el homenaje a Manuel Tejada.

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pacho rodríguez | león
León

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Si alguien pasa por El Cafelito o la tienda Covent Garden, ambos establecimientos de León, y se topa con un cedé que se llama como el grupo, al más puro estilo de las obras de debú, esto es Tambor; allí, además del café o la prenda que adquiera, puede comprarse un disco con diez cortes en los que hay un derroche de libertad creativa. Tambor desmiente muchos de los justificados tópicos leoneses estilísticos en cuanto a música. Y se adentra en lo que podría ser un grupo pop del siglo XXI. Habrá otros igual de aceptables, pero de La visita a Elarte , canciones de apertura y cierre de este trabajo, lo que hay es una carrera de fondo en la manera de hacer canciones entre dos casi antagonistas y si embargo amigos y compañeros de viaje: Heliodoro Villa y Luis Miguel Díez.

Hay aquí pop escapista, hedonista, incursiones en la zona indie , algo orquestero y de banda sonora, devaneos tecno, que remitirían a nombres propios históricos y más recientes. Pero, ante todo, lo que hay es un disco que nace a posteriori, no como fin, sino como medio de expresión de un lustro de encuentros musicales entre los protagonistas hasta llegar a la producción final. Da la sensación de que tuvo que pasar de todo para llegar a este Tambor en el que no hay rastro de lo de antes.

—Ahora que estas canciones aparecen reunidas con coherencia, ¿cómo se enfrentan a volver sobre ellas en un posible directo, por ejemplo?

—En esta ocasión, muy diferente a las anteriores. El método de composición-grabación, que nos ha llevado años, condiciona la percepción de las canciones, que han estado latentes todo ese tiempo evolucionando hacia su forma definitiva sin planteamiento previo. Eso hace que ahora las veamos desde fuera como un oyente más. Por tanto no tenemos problema en volver a ellas.

—¿Hubo que reengrasar muchas piezas o creencias a la hora de poner en pie este trabajo?

—Lo más complicado fue poner el proyecto en marcha. Después de formar parte de diferentes grupos nos encontramos solos de la noche a la mañana y antes de pensar en volver a tocar dimos prioridad a la creación. Si queríamos comenzar enseguida nos veíamos obligados a ocuparnos de todo el proceso y hubo que recurrir a otros métodos de trabajo, montamos el material en casa y comenzamos a trabajar con el ordenador. Este formato no era nuevo para nosotros, pero sí que teníamos menos experiencia que con el clásico estudio profesional. Así que la grabación se convirtió en un constante proceso de aprendizaje. Hoy podemos decir que las dos personas que finalizaron el trabajo son muy diferentes a las que lo iniciaron. Y eso dice mucho sobre esta experiencia.

—Lo de grabar en casa y cuando y cuanto a uno le plazca, ¿les ha aportado muchas ventajas?

—La principal ventaja sería que te permite trabajar emulando las grandes grabaciones de los años sesenta y setenta, cuando se dedicaban horas y horas a la producción y a los arreglos, creando planos, panoramas, recreándote en los detalles. Sin duda es una herramienta definitiva que convive fácilmente con los métodos tradicionales.

—Ese «Grabado: En casa (León)», ¿no reduce los niveles de autoexigencia y autocrítica para no caer en un ‘todo vale’ creativo?

—Seguramente habrá quien se relaje por esa razón, pero también es cierto que en un estudio tradicional la falta de tiempo obliga en muchas ocasiones a grabar con prisas, lo que provoca que se den por buenas tomas cuando menos mejorables. Sin embargo, teniendo todo el control es difícil resistir la tentación de dedicar a cada tema el tiempo que sea necesario hasta conseguir el resultado deseado... a partir de ahí la exigencia que cada uno aplique a su trabajo es un asunto personal.

—¿Es esto un disco de pop?

—Creemos que sí, de ahí venimos los dos. El pop sigue vivo por ser un género con las espaldas muy anchas. Así que nuestro disco es sin duda pop.

—¿Por qué no les gusta hacerse fotos?

—No solemos utilizar imágenes nuestras, al menos explícitas. Por una sencilla razón, lo importante es la música, no el autor. Y de paso el oyente no se ve condicionado por el aspecto, la edad, el estilo... De todos es sabido que el vídeo mató a la estrella de la radio, aunque podemos entender que Rihanna no piense igual.

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