Diario de León

‘Réquiem’ en el Auditorio

La Orquesta de Cámara Ibérica y el Coro Ángel Barja, bajo la dirección de Aitor Olivares, interpretan esta noche una de las obras más emblemáticas de Mozart.

Imagen de archivo de la Orquesta de Cámara Ibérica y el Coro Ángel Barja.

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La Orquesta de Cámara Ibérica y el Coro Ángel Barja-Juventudes Musicales de la Universidad de León, dirigido por Aitor Olivares, subirán de nuevo juntos al escenario del Auditorio de León para interpretar una de las obras más grandes y bellas de la historia de la música de todos los tiempos: el Réquiem, de Mozart. Además, en el concierto participan cuatro solistas de reconocido prestigio internacional: la soprano Rebeca Cardiel, la mezzosoprano Marina Pardo, el tenor Javier Checa y el barítono Fabio Barrutia. Será la segunda ocasión en la que la Orquesta de Cámara Ibérica, dirigida por el violinista leonés Miguel Fernández Llamazares, y el Coro Ángel Barja, sumen sus fuerzas y su calidad para un proyecto musical de gran envergadura, pues ya en el año 2013 pusieron en atril el célebre Gloria, de Vivaldi. La calidad de aquella interpretación les ha valido el reconocimiento de la Comunidad de Madrid, que una vez más ha contado con estas dos formaciones leonesas para clausurar la vigésimo quinta edición del prestigioso Festival Arte Sacro, en un concierto que se celebró el 28 de marzo. Esta noche actuarán los solistas de violonchelo Aldo Mata y Eduardo González, que interpretarán a modo de aperitivo el Concierto para dos cellos, cuerdas y continuo en Sol menor, de Antonio Vivaldi.

La leyenda del Réquiem

En junio de 1791, Mozart ofreció en Viena uno de sus últimos conciertos públicos, en el que interpretó su Concierto nº 27 para piano y orquesta . Días antes en su casa se presentó un desconocido vestido de negro que rehusó identificarse, y encargó a Mozart la composición de un réquiem. Le dio un adelanto y quedaron en que regresaría en un mes. Pero el compositor fue llamado desde Praga para escribir la ópera La clemencia de Tito , para festejar la coronación de Leopoldo II.

Cuando subía con su esposa al carruaje que los llevaría a esa ciudad, el desconocido se presentó otra vez, preguntando por su encargo. Esto sobrecogió al compositor. Más tarde se supo que aquel sombrío personaje era un enviado del conde Franz von Walsegg, músico aficionado cuya esposa había fallecido. El viudo deseaba que Mozart compusiera la misa de réquiem para los funerales de su mujer, pero quería hacer creer a los demás que la obra era suya y por eso permanecía en el anonimato. Según la leyenda, Mozart, obsesionado con la idea de la muerte desde la de su padre, debilitado por la fatiga y la enfermedad, muy sensible a lo sobrenatural por una supuesta vinculación con la francmasonería en esa época de su vida, e impresionado por el aspecto del enviado, terminó por creer que éste era un mensajero del destino y que el réquiem que iba a componer sería para su propio funeral.

Lugar: Auditorio Ciudad de León.

Hora: 20.30.

Entradas: 15 euros (agotadas).

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