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Publicado por
RAFAEL SARAVIA
León

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D ecía Karl Marx que para el capitalismo la libertad significa libertad de comercio, libertad de comprar y vender, no verdadera libertad. Han pasado ya bastantes años y las necesidades del capitalismo no han evolucionado en absoluto. Estamos en medio de la voracidad que nos ningunea como personas y ante nuestra pasividad, la bola generada por los grandes mercados quiere comerse los derechos no ya futuros, asumidos como mejoras; sino los derechos que tantos años han costado asumir como imprescindibles para las sociedades evolucionadas y cívicas.

Una de las preocupaciones que más nos debería movilizar es la que se denomina El Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión (conocido por el acrónimo en inglés TTIP).

Fíjense ustedes, mientras leen este artículo, los gobiernos de ciertos países europeos, incluido este gobierno de España que privatiza la sanidad, recorta la dotación en la educación pública y genera empleos con derechos laborales peores que los de hace 40 años, están negociando en secreto, sin acceso a los términos y las condiciones por parte de ningún ciudadano de a pie, un acuerdo para las transacciones comerciales con EE UU.

Esto que a priori podría parecer un bendito respiro para las economías europeas, no trae otra cosa que, entre otras lindezas, las siguientes posibilidades: Ustedes tienen aseguradas ciertas leyes bastante estrictas para la seguridad de su alimentación, con este tratado ciertas hormonas prohibidas podrán comercializarse en Europa, así como las carnes afectadas por las mismas. Podrán empezar a comer pollo con cloro porque en EE UU entienden que tampoco es tan malo.

Las condiciones laborales, esas que ya nuestro gobierno se ha cargado, se podrían rematar, con el libre despido y las condiciones que las corporaciones internacionales impusieran. Es más, las propias corporaciones podrían denunciar a los países y sus leyes por violar el acuerdo que Europa firme. Las leyes por tanto deberían estar al servicio de las multinacionales y sus intereses, y no a las del ciudadano. Esto ya ocurre en EEUU o Australia, donde alguna tabacalera ha denunciado al Estado como compensación a las leyes antitabaco. ¿Se imaginan que España tuviera que pagar 500 millones de euros por generar un país más sano? Pues sí, sería posible con las TTIP.

Es fácil que el Ibex 35 suba con este tratado. Pero también subirá su esclavitud al servicio de las multinacionales, bajarán seguro sus derechos en materia de salud, libertad, trabajo… pero tranquilos, ¡la economía subirá!

Pienso igual que Jose Luis Sampedro: El capitalismo está hundido. Algo mucho más grande que la crisis está en juego y ese algo es la decadencia del sistema. Fue fantástico cuando empezó a crearse a principios del siglo XV, pero se creó para una situación del mundo, que hoy ha cambiado. Pero las TTIP se negocian a sus espaldas y si no hacen nada, acabarán aprobándose. Hay partidos contrarios a ellas, lean programas electorales, reaccionen a su obligación como ciudadanos responsables.

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