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Miguel Morán. promotor

«Hacer en León un festival importante es prácticamente inviable hoy en día»

El leonés que inventó el FIB presenta la segunda edición de ‘Flamenco On Fire’.

El promotor Miguel Morán, berciano de San Facundo.

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PACHO RODRÍGUEZ | LEÓN
León

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Cuando Miguel Morán inventó en 1995 el FIB junto a su hermano José y otro ilustre berciano como Luis Calvo (Elefant Records) más el vigués Joako Ezpeleta, lo que en realidad aparecía de la nada era ‘la escena festivalera’. De esta manera, los hermanos, naturales de San Facundo, fueron pioneros de lo que luego se ha convertido en fiebre con mayor o menor acierto y con más o menos trascendencia. El Festival Internacional de Benicassim fue referencia de los eventos veraniegos multiescénicos y por él pasaron y pasan las bandas más importantes. En 2009, los hermanos Morán, que ya dirigían en solitario el festival, dejaron de organizarlo. Y es en 2014 cuando Miguel da una vuelta de tuerca a su olfato creativo y se saca de la chistera el Flamenco On Fire, que este año celebra su segunda edición en Pamplona y que, tan pronto, es ya una cita obligada tanto para los flamencos como para los aficionados. Decía a Diario de León el ilustre Pepe Habichuela el día de la presentación: «Miguel nos está haciendo muy bien, porque necesitábamos a alguien que hiciera esto. El flamenco estaba muy apagado». Son palabras mayores que corroboran que cuando Morán se sube al carro de las iniciativas, lo hace para dejar valor añadido. Del 22 al 30 de agosto, en Pamplona, Flamenco On Fire será escenario para Carmen Linares, Remedios Amaya, Jorge Pardo, Tino di Giraldo, Carles Benavent, Farruquito, Estrella Morente con la Sinfónica de Navarra... entre otros muchos grandes, más toda una suerte de actividades.

—Para ser la segunda edición, y en la primera fue igual, ¿no cree que ya está tocando techo en cuanto a máxima calidad?

—Lo que buscamos es calidad y repercusión desde el principio. Si quieres que se hable del Flamenco On Fire desde la primera edición tienes que ir a por los mejores artistas. Es así: si no tienes nombres mediáticos no hablan de ti.

—Después de haber fundado un festival trasatlántico como el FIB, ¿cómo se embarcó en este proyecto?

—Desde hace tiempo tenía ‘in mente’ hacer algo con flamenco. Cuando fui a Madrid trabajé de camarero en Casa Patas. Y no tenía ni idea de flamenco, pero algo se me quedó dentro, además de convertirme en aficionado. Incluso antes de dejar el FIB ya pensaba que había que hacer algo. Ahora, la diferencia es que es una infraestructura mucho más pequeña, pero el mismo trabajo. O incluso más, porque somos un equipo más pequeño.

—Con el FIB apostaron por Benicassim. Con el ‘Flamenco On Fire’, por Pamplona. ¿Por qué?

—Pues fui a Pamplona para otra cosa. Tenía la idea de hacer algo tirando a pop en la época de San Fermín. Pero descubrí que esas fechas no eran buenas para hacer nada. Y vi Baluarte y lo encontré perfecto para un proyecto parecido a este. Y luego resulta que el director de Baluarte, Javier Lacunza, es pieza fundamental de la actividad cultural allí. Es un dinamizador, un creador... Él sí que fue clave para apostar por Pamplona.

—Volviendo a Casa Patas, trabajar allí a finales de los 80 tuvo que ser una experiencia... ¿Sintió la magia de los que pasaban por este mítico local?

—Hombre, claro. Veías a Morente, a un joven Canales, a los Agujetas, al Chato de la Isla, Chocolate, los Habichuela... Yo conocía a Camarón, Paco de Lucía o a Lole y Manuel, porque en el Bierzo oías Radio 3 y era lo que más me llegaba al ser un oyente principalmente de rock. Pero, sí, en Casa Patas me llegó esa fuerza, esa capacidad para generar emociones que tienen los flamencos.

—Y en 2015, ¿qué flamenco le gustaría que fuera el representativo de ‘Flamenco On Fire’?

—Soy defensor del purismo, porque así se conserva la raíz. Y hay gente nueva que lo representa muy bien, como Israel Galván o Rocío Molina y otros muchos. Pero también hay que tener en cuenta a los que trascienden al núcleo del flamenco. A partir de la pureza es desde donde se puede llegar a nuevas historias del flamenco.

—¿Este año se ha marcado algún objetivo?

—Pues pese al éxito del primer Flamenco On Fire, si me tuviera que marcar algún objetivo para este 2015 sería el de no perder dinero. Todo lo demás está bien. Como te decía, la labor de Javier Lacunza como agitador cultural es nuestro respaldo.

—¿Cómo abordar este asunto del dinero y la cultura?

—Las instituciones tienen que apoyar la cultura aunque sólo sea por el bien económico. Tiene que ser una obligación para ellos. Pero con cabeza, porque se gastan partidas económicas que no tienen sentido. En otros sitios funciona la desgravación fiscal para empresas como forma de incentivar el apoyo. En EE UU esa desgravación puede ser del cien por cien.

—¿Y para cuándo un festival o algo marca de los Morán en la provincia de León, o en su comarca, el Bierzo...?

—En León, sin apoyo institucional, un festival importante es prácticamente inviable.