¿A quién le Ármaga un dulce?

Mónica Jorquera, Miguel Escanciano y Cova Villegas, se encargaron de poner versos y música a la inauguración de una nueva colectiva estival. Ármaga ha dejado que el calor del verano se muestre en todo su esplendor antes de ponerle color a su galería. Según Marga, su directora, «esta exposición es un auténtico helado dulce», porque ¿A quién le Ármaga un dulce? .

Aunque parezca mentira son más de treinta de los artistas plásticos que participan en ella. Nombres conocidos, amigos de la galería desde hace muchos años que no han querido perder esta oportunidad para mostrar sus obras.

Hay algo diferente en la colectiva: la importancia que se ha dado a los escultores que en este caso son auténticos protagonistas. Así podemos ver varias pequeñas esculturas de José Luis Casas, en las que se combinan maravillosamente la fuerza de las piedras erosionadas por los ríos y el metal o la madera. El más internacional de nuestros escultores, Amancio, también tiene varias obras seriadas en la muestra, demostrando su habitual maestría. También hay escultoras del gran pintor leonés Manuel Jular, unos macizos cubos de bronce con sugerentes visiones abstractas en cada una de sus caras. Se muestra una delicada escultura de Tadanori, o una obra de Castorina, la decana de los escultores leoneses.

Otras obras destacadas de la exposición, ahora remitiéndonos a la pintura son, por ejemplo, el grabado de Manolo Valdés, que nos remite a sus gloriosos tiempos en el Equipo Crónica. Un espectacular retrato del norteamericano Kurt Labitzke, que dentro de unos días expondrá en el Palacio del Conde Luna, gracias a un intercambio cultural con la Universidad de Washington. Una clásica pintura de José de León, en la que el más imaginativo de los pintores leoneses vuelve a referirse a su largo viaje a China.

Están también las mágicas manzanas de Miguel Escanciano, las arquitecturas fantásticas de Guzpeña, las brillantes abstracciones de Juan Rafael, la pintura esotérica de Teresa Gancedo, las geometrías imposibles de Esteban Tranche, Cristina Ibáñez con sus primitivos mundos inventados, o Juan Carlos Mestre con poéticos dibujos… y también algunas pequeñas esculturas.

Y así hasta treinta y muchos nombres, todos importantes y todos representados por obras de muy diferentes formatos y estilos.

Destaca especialmente la pared que Marga ha dedicado al pequeño formato, diminutas obras maestras que caben en cualquier pared y que, debido a su tamaño, también tienen precios asequibles para todos los bolsillos.